La UC tiene un importante corredor cultural compuesto por los teatros México, de Bogotá y Faenza, escenarios dispuestos para el disfrute de los habitantes de la ciudad.
La Universidad Central, comprometida con la preservación del patrimonio arquitectónico y urbanístico del centro de la ciudad y procurando el rescate de la que alguna vez fue una de las calles más importantes en la vida cultural de la capital, ha hecho una importante inversión no solo en la adquisición de los teatros México, de Bogotá y Faenza-Teatro de la Paz, sino también en su conservación y mantenimiento.
Uno de los objetivos de la Institución es crear un campus respetuoso de los valores históricos del sector y que además potencie todas aquellas acciones que posibiliten la creación, la preservación, el fomento y la difusión de expresiones artísticas y culturales, pues solo así se dará lugar a una diversidad de perspectivas y modos de entender el mundo, pues así emergen las soluciones creadoras.
La importancia de nuestros teatros no solo radica en que son los escenarios de los más importantes eventos unicentralistas como los grados, foros, conversatorios y conciertos —productos del quehacer académico de nuestra comunidad—, sino que también están integrados a la vida cultural de la ciudad, pues a muchos de esos eventos puede acceder el público en general; es más, suelen ser espacios solicitados por agentes externos para hacer sus eventos privados.
La Universidad Central se reconoce como una universidad bogotana, razón por la cual su Proyecto Educativo hace explícito su compromiso de contribuir a la constitución de una ciudad descentralizada, participativa, sostenible, solidaria, constructora de ciudadanía, eficiente y competitiva.
Para que se sienta orgulloso de disponer de estos espacios y sepa un poco más de ellos, aquí le mostramos y le comentamos un poco de la historia y las curiosidades de cada uno.
El Teatro México
Este espacio está integrado por los auditorios Jorge Enrique Molina (JEM) y Fundadores, “en honor a los pensadores de este proyecto cultural”, explica Blanca Giral, coordinadora de los teatros y quien lleva 28 años en la UC, la mayor parte de ellos en este cargo.
Este teatro —inaugurado el 18 de julio de 1957— fue construido por la productora de cine mexicano Pelmex con el fin de proyectar las películas que producía. “En aquella época no solo se limitaban a presentarlas, algunas veces, para atraer más público, después de las funciones había conciertos de mariachis y conversatorios con personas involucradas en la película”, comenta Giral. Durante más de 40 años este espacio se distinguió por ser una de las salas de cine más visitadas por los espectadores bogotanos.
En 1994 la UC adquiere este teatro y lo condiciona con el desarrollo de actividades académicas y culturales.
Puesto que el fin de este espacio no fue ser escenario para teatro —de hecho, aún conserva la pantalla fija—, la caja escénica del auditorio JEM tiene aproximadamente 9 metros de profundidad y no tiene tramoya, pero está dotada de luces artísticas y cortinas que permiten enriquecer el escenario cuando se dispone para estos fines.
Respecto al auditorio Fundadores —antiguo Cinema Azteca—, este espacio era utilizado para revisar y clasificar el material que iba a ser proyectado. A partir de 1998 es la sede del Cineclub de la UC.
Esta sala, aunque más pequeña, ha sido el espacio en el que se han desarrollado importantes eventos como el Festival de cine de Bogotá, el Festival de cine ruso, Eurocine y la Semana Documental del Festival de Cine Latino de Nueva York, entre otros. En 2016 fue reinaugurado.
“Todos los días me siento muy orgullosa del equipo técnico que, con dedicación y amor, me apoya en esta labor social que hace la UC; admiro que la Institución inyecté tanto presupuesto a este tipo de proyectos. Además, es gratificante escuchar buenos comentarios sobre ellos y el interés que suscitan en la gente”, expresa Giral sobre su trabajo al frente de los teatros.
Teatro de Bogotá
Este teatro también hace parte del pasado cinéfilo de Bogotá. Construido en 1969 por la firma de arquitectos Cuéllar Serrano y Gómez funcionó como sala de cine, para, en 2007, pasar a ser propiedad de la UC, que le dio este nombre para homenajear a la ciudad.
Esta sala se restauró con la finalidad de brindar un espacio óptimo tanto para actividades académicas como para la presentación de expresiones artísticas de alta calidad; gracias a sus especiales características acústicas es adecuada para la ejecución de obras escénicas y musicales como recitales de voces, óperas, operetas, música de cámara y conciertos.
En este escenario suelen desarrollarse presentaciones de la Orquesta Filarmónica de Colombia, cursos de contexto, clases del Departamento de Estudios Musicales de la Universidad, lanzamiento de programas académicos, el Día Institucional, entre otras actividades.
Faenza-Teatro de la Paz
El Faenza-Teatro de la Paz fue construido por el arquitecto Arturo Tapia y el ingeniero Jorge Muñoz, e inaugurado el 3 de abril de 1924. Es una muestra arquitectónica de art nouveau única en su género en Colombia.
Para aquella época el edificio implicó una “ruptura con la arquitectura republicana, que era vista por los ciudadanos como muy institucional”, explica Enrique Bautista, historiador.
En sus mejores épocas se presentaron famosos artistas como Carlos Gardel y Miguel Matamoros, pero, debido al cambio de propietarios y de público que frecuentaba el centro de Bogotá, este espacio empezó a caer en decadencia.
La década de los 70 fue su etapa más crítica. En aquel entonces se empezaron a proyectar películas pornográficas y se cree que sirvió de escenario para grabar escenas de cine snuff.
En 1975 fue declarado bien de interés cultural de carácter nacional. Además de su fachada, entre sus características estéticas se destacan las muestras de pintura grutesca y los follajes de yeso. En su primera restauración se le devolvió a la fachada su diseño original, que combina paños de ladrillo a la vista con elementos decorativos estructurales de cemento y yeso.
En 1997 fue declarado bien de interés cultural como continuidad al decreto de 1975, lo que le ayudó a sobrevivir de la decadencia en la que se había sumido en las décadas pasadas.
“Puesto que el teatro no tenía ninguna tendencia artística clara —se usó como salón de fiestas, sala de cine y teatro—, las primeras modificaciones que se propuso la UC se concentraron en construir el escenario, una zona con una pequeña tramoya (solo tiene 13 mts.), para usarlo como teatro; y una parrilla”, agrega Giral.
En 2004 la Universidad Central adquirió este teatro. “En el proceso de restauración se encontraron frescos debajo de las capas de pinturas y en las puertas, detalles que queremos conservar. Por el momento, sobre cada dintel de las puertas, se imprimieron en acrílico”, explica Giral.
Este proceso de restauración se ha concebido como una síntesis entre los avances y las comodidades de la tecnología moderna, y el pasado urbano de la ciudad, lo que se refleja en la preservación de la decoración original y los elementos constructivos.