21 Muestra Internacional Documental de Bogotá – MIDBO

Asista este 30 de octubre a esta edición de la MIDBO, que está enfocada en los otros modos de hacer cine, dando lugar a las prácticas audiovisuales artesanales, imperfectas, siempre en proceso, fragmentarias.

La MIDBO es un evento enfocado en la producción documental contemporánea que se ha consolidado como un espacio fundamental de exhibición, encuentro, diálogo y pensamiento alrededor del cine de lo real, a través de sus tres secciones: Cine Documental, Encuentro Pensar lo Real y Documental Expandido.

La 21.ª edición de la MIDBO, del 29 de octubre al 7 de noviembre de 2019, se enfoca en los otros modos de hacer cine, dándole un lugar especial a las prácticas audiovisuales artesanales, imperfectas, siempre en proceso, fragmentarias.

La sección Cine Documental está compuesta de varios programas temáticos, focos de invitados, un homenaje a Jonas Mekas y funciones y eventos especiales. Se presentan más de cien películas, entre nacionales e internacionales, cortometrajes y largometrajes, realizadas por directores profesionales, emergentes y comunitarios.

En el marco del Encuentro Pensar lo Real, se realiza un seminario, laboratorios de creación, se desarrollan diferentes grupos de trabajo y se realiza un encuentro de documentalistas. La sección de Documental Expandido presenta una selección de obras de formatos expandidos: cine performático, instalaciones audiovisuales, obras de documental para la red y de realidad virtual.

Las viviendas de interés social albergan un sinnúmero de historias de vida que reflejan uno de los fenómenos más marcados de movilización del campo a la ciudad de comunidades que buscan un mejor modo de vida. Este es el caso de los testimonios aquí narrados. Los sacrificios de aquellos que han dejado una vida atrás, se proyectan en los avatares de adquirir y mantener esa casa propia, la convivencia con sus nuevos vecinos y las maratónicas jornadas laborales, debido al largo desplazamiento. La dignidad que da ser un propietario más allá de la nostalgia del pasado y las dificultades del presente.

La defensa de los derechos humanos en Colombia se ha convertido en una sentencia de muerte para cientos de líderes y lideresas sociales. La lucha por el agua y por la autodeterminación de los pueblos que viven de ella ha desembocado en una guerra sucia contra las comunidades locales que habitan el territorio por parte de las empresas que buscan posibles yacimientos petroleros. Arriesgar la vida por defender el agua es el retrato de Marlén Arévalo, una mujer que junto a su familia y vecinos ha emprendido una férrea defensa del río Humadea en el departamento del Meta y los sacrificios que esto ha implicado para su vida. Ante las fuerzas del miedo, la intimidación y la muerte, la defensa del agua resulta indispensable, pues en ella radica la defensa de la salud, de las comunidades, del medio ambiente y, sobre todo, de la vida.

El río Cauca. Uno de los afluentes más importantes de nuestro país, es la columna vertebral del ecosistema de la región y la fuente de ingresos de sus habitantes. El campo se nutre de sus aguas y las comunidades locales subsisten gracias a los recursos que dicha fuente hídrica les brinda. Este crudo testimonio refleja una de las peores tragedias ecológicas y sociales de los últimos años en Colombia. Hidrotuango se ha convertido en uno de los peores ejemplos de corrupción y destrucción del ecosistema. Un elefante blanco que ha dejado en el abandono a una comunidad completa, desarraigados de su entorno y su modo de vida. La furia del río y la lucha de una comunidad contra un gobierno corrupto, son los protagonistas de esta desgarradora historia.

La lucha por la supervivencia, buscando el sustento, con lo mucho o poco que la naturaleza da. La oscuridad y estrechez de la mina, hacen que todo aquel que se embarque en este documental sienta una sensación de ahogo y claustrofobia, al presenciar de primera mano la difícil manera de explotar el preciado metal, adentrándose en lo más profundo de la tierra; para conocer de primera mano el rústico y complejo proceso de obtener el oro.

Es así como este retrato crudo de una familia que a diario arriesga su vida, nos permite entender el duro contexto de algunas zonas de nuestro país, donde la falta de oportunidades y la inexistencia del Estado, empuja a los protagonistas a trabajar en condiciones infrahumanas rebuscándose la vida. Un negocio de millones de pesos, donde la ganancia es de los intermediarios y negociantes, mas no de aquellos que se sumergen en lo profundo de la montaña para explotarlo.

Después de realizar el documental Propaganda (2014), el colectivo de realizadores chilenos MAFI (Mapa Fílmico de un País) se dedicó a filmar una película sobre las distintas formas de religiosidad en Chile, encontrando en la visita del Papa, en el 2018, la excusa perfecta para forjar un trabajo observacional que se sirve de una idea formal, puntual (filmar únicamente planos fijos y con sonido ambiente) para presentarnos un Chile fragmentado y diverso. Místicos, oportunistas, obsesivos, mercachifles, críticos, indígenas, devotos; todos atravesados por la necesidad o la ausencia de fe, en un territorio basto en el que el catolicismo está en crisis y la unidad en la diferencia se respira como algo más que problemático. Estrenado en el festival suizo Visons du Réel, Dios es una película omnipresente que dibuja, como el nombre del colectivo sugiere, el mapa religioso de un país.

Encerrado en su cuarto, sin trabajo, sin poder escribir, Marlon se refugia en el recuerdo de Bryan, su mejor amigo, al que mataron en circunstancias extrañas…

La playa. El sol y las olas del mar. El paisaje turístico y familiar, del que apenas se pueden percibir los susurros del agua, se ve transformado aquí por la sombría figura de un hombre: un extraño que anuncia su llegada a través de un silbato y que, como el flautista de Hamelin, despierta la curiosidad de los niños e incomoda a otros por igual. A través del found footage y una voz inaudible, este trabajo esboza las distintas (y posibles) versiones de un enigmático personaje de las playas portuguesas en los tiempos del dictador Oliveira Salazar.

Este trabajo experimental es una experiencia audiovisual que confronta el cuerpo y las tecnologías digitales, para dejar escapar las múltiples voces y máscaras que conviven en la personalidad de un joven cineasta. Una cámara fija construye el escenario en el que diferentes versiones del yo se mueven e interactúan en una atmósfera enrarecida, esquizoide. El autor es protagonista y, a su vez, antagonista, personaje secundario y espectador de sus propios tormentos: una confesión que logra en 15 minutos desnudar la personalidad posmoderna por antonomasia: relativa, multimodal, fugaz y desencantada. Las muchas voces interiores se unen a las de una sociedad indiscreta, inflexible y al mismo tiempo ambivalente que desorienta a los seres y los deja sumidos ya sea en el abatimiento o en la angustia.

En un viaje a la memoria, Pablo revive recuerdos importantes antes de su pérdida de visión y el progresivo deterioro de su audición. La continua transformación de su mundo invita a reflexionar sobre su realidad, permitiendo así experimentar los cambios sensoriales que implican perder estos sentidos. Realizado con archivo familiar colombiano de las décadas de los 50 y 60, El sonido de la luz descifra por medio de un soliloquio en forma de film-ensayo el universo de una realidad en constante cambio, reconstruyendo a su vez las imágenes y los sonidos que han quedado en el pasado.