Un modelo de simulación de la UC identificó las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por el uso y disposición final de celulares en el país entre 2002 y 2015.
La generación de residuos tóxicos por parte de los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en Colombia sigue en aumento. El celular es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, por ser uno de los aparatos de mayor consumo y menor tiempo de vida útil.
A esto se suma que las autoridades ambientales aún no realizan un control real y contundente sobre la disposición final adecuada de los teléfonos móviles de los colombianos.
Este panorama motivó a David Ruiz, estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad Central, bajo la dirección de la profesora Sandra Bautista, a aplicar un modelo de simulación para identificar la generación de residuos generados por celulares cada año en Colombia.
Metodología
Los investigadores de la UC crearon una serie de ecuaciones para simular la generación de los residuos de celulares en un ciclo de vida de cuatro años, asumiendo que los teléfonos móviles en Colombia tienen un tiempo de vida útil de dos años, y que algunos son reusados por dos años más.
El factor de reutilización se estimó teniendo en cuenta una encuesta de OTT (2008) y otra aplicada por los autores de esta investigación en el año 2014. “De manera que con los datos de 2008 a 2014 se realizó una regresión lineal para estimar el factor de reúso de todos los años”, explica Ruiz.
Para realizar la proyección del año 2015 al 2030 se construyó el modelo en dinámica de sistemas con las variables de multas de la Superintendencia de Industria y Comercio (asociadas a la institucionalidad del Estado para controlar la concentración del mercado de la telefonía móvil y la calidad del servicio), PIB per cápita, factor de reúso y líneas celulares por cada 100 habitantes en Colombia.
También se tuvo en cuenta la importación de equipos, el consumo de energía por teléfono móvil (Yu et al., 2009), el factor de emisión de CO2 reportado por el Sistema Interconectado Nacional (Unidad de Planeación Minero Energética), el peso promedio de los teléfonos móviles, y los resultados de las encuestas aplicadas en 2008 y 2014.
Resultados De acuerdo con el modelo de simulación, en el año 2016 se emitieron 843,3 toneladas de dióxido de carbono. Según Ruiz, “nosotros como usuarios de teléfonos móviles contribuimos con 239,6 toneladas que son necesarias para el funcionamiento de los celulares debido all consumo de energía eléctrica”.
Las 603,7 toneladas de CO2 restantes corresponden a la disposición final que se realiza en Colombia de estos aparatos, ya que muchos de ellos llegan a los rellenos sanitarios. “Podemos comparar estas emisiones con el uso de 95.739 galones de gasolina en vehículos automotores en casi 5 millones de kilómetros recorridos”, explica la docente Sandra Bautista.
A través de una encuesta virtual realizada a más de 300 personas, “se estableció que cuando los celulares entran en desuso o los dejamos de utilizar por obsolescencia, estos dispositivos terminan almacenados en los hogares de los colombianos, se depositan en la basura, o en el mejor de los casos se entregan a recicladores”, afirma Ruiz.
Según el estudio, alrededor de 20 millones de teléfonos móviles fueron desechados en el 2016, lo que en peso serían aproximadamente 2500 toneladas, equivalentes a casi la mitad de toda la basura generada en Bogotá en un día.
De acuerdo con los resultados del modelo aplicado por los investigadores, entre los años 2017 y 2030 se habrán desechado casi 400 millones celulares, equivalentes a unas 50 mil toneladas de CO2.
Impactos ambientales
Los investigadores de la UC resaltaron que el peligro de la disposición inadecuada de los teléfonos móviles radica en que estos terminan entre los residuos domésticos ordinarios, cuyo destino final en Colombia son los rellenos sanitarios.
En esa medida, los residuos electrónicos representan un peligro para el ambiente, debido a la composición de químicos tóxicos, como el plástico de alta resistencia, y metales pesados, como cadmio, litio o mercurio.
Para Bautista, “estos contaminantes pueden afectar principalmente los ríos por los lixiviados generados por los rellenos sanitarios; afectar la vida acuática en los puntos de vertimiento; e incluso, afectar la salud humana por la calidad del agua y la alimentación de peces contaminados con metales pesados”.
Recomendaciones
Los investigadores de la UC sugieren fortalecer las campañas tipo buy-back, que permitan a los usuarios de telefonía móvil acceder a nuevos aparatos, de bajo precio y con la condición de entregar un celular de segunda, sin importar su estado, su marca o el año en que se compró.
De igual forma, la docente Bautista asegura que se debe fortalecer las políticas que obligan a las empresas que comercializan los celualres, los fabricantes de pilas, baterías, lámparas fluorescentes, entre otros, a comprometerse con la gestión posconsumo de tales residuos potencialmente peligrosos, y garantizar su aprovechamiento”.
“Los vendedores de celulares tienen la responsabilidad de generar estrategias de recolección de teléfonos móviles en desuso y promover su reciclaje”, afirma.
Fuente: Cristian Julián Díaz. Departamento de Ingeniería Ambiental