El 4 de noviembre se conmemora el Día del Administrador. Luis Francisco Cubillos, director del Dpto. de Administración de Empresas, hace un análisis prospectivo de una disciplina que incide en todos los sectores productivos de la sociedad.
Con motivo de la celebración del Día del Administrador, quiero extender a todos los estudiantes y egresados del Departamento de Administración de Empresas un saludo de felicitación y reconocimiento por su labor y aportes a nuestra disciplina y a la dinámica de las empresas en Colombia.
Siempre serán bienvenidos todos los espacios de reflexión y debate en torno a la disciplina, a sus perspectivas futuras y a la labor formativa que adelantan las facultades y programas de administración. A partir de estas reflexiones, se podrán construir escenarios de futuro.
Perspectivas: ¿qué le depara el futuro a la administración de empresas?
Es necesario abordar estas reflexiones acerca del futuro de la disciplina desde dos perspectivas relacionadas, las cuales permiten comprender la integralidad del campo disciplinar y su acción. La primera hace referencia a la forma como se definen las empresas y se hacen los negocios en la actualidad y en futuro. La segunda se relaciona con la manera en que las facultades de administración forman a los futuros directivos de las empresas.
Con respecto a la primera perspectiva, hay que comprender que la globalización, en su sentido más general, ha impactado a las empresas y les han exigido moverse en sus dinámicas de negocios: espacios globales, culturas diversas y condiciones diferentes a las que normalmente se venían presentando. Otro aspecto clave es que las empresas (de hoy y del futuro) se desenvuelven en espacios más propicios para la creación de alianzas, asociaciones y procesos de colaboración con miras a lograr mejores condiciones de rentabilidad y de costos.
Por otra parte, el mundo digital y las nuevas dinámicas de comunicación e interrelación social generan condiciones diferentes de vinculación entre las empresas, los mercados y los consumidores. Otro fenómeno importante es la incursión de los intangibles, como productos y servicios, que predominan sobre los tangibles. Como resultado, el conocimiento se convierte para las empresas en un nuevo factor productivo, al tiempo que se definen nuevas estructuras de poder, autoridad y subordinación en las empresas. Por último, debe mencionarse la importancia que las empresas conceden a la responsabilidad social empresarial, y la manera como la definen y comprenden.
Con relación a la segunda perspectiva, se identifican y destacan los siguientes aspectos clave, que las facultades deben abordar y evaluar hacia el futuro:
- La capacidad de las instituciones y sus facultades de administración para promover y garantizar procesos de movilidad entre programas e instituciones, con alcance local e internacional.
- Las nuevas apuestas de estudiantes que alcanzan dobles titulaciones internacionales.
- El bilingüismo y el plurilingüismo entre estudiantes y profesores.
- Los procesos de acreditación nacional e internacional, como garantía de calidad global y reconocimiento internacional.
- Los retos que plantean los nuevos perfiles de formación y experiencia de los profesores.
- La educación virtual, tanto en su papel de herramienta de apoyo a la docencia, como en su función de medio para llegar a nuevos estudiantes y comunidades cuyo acceso a la formación presencial sea más limitado en cuanto a tiempos y recursos.
- Las nuevas definiciones de currículos y contenidos.
- El carácter transversal de temas como la innovación y la ética.
Actores y posibles escenarios futuros de la disciplina
Frente a las anteriores consideraciones, surge una pregunta fundamental: ¿quién o quiénes deben participar en estos procesos de construcción de escenarios de futuro en las facultades de administración? Aunque parecería obvio que la academia y la empresa deben estar presentes y desempeñar un papel activo en este proceso, surgen otros actores igualmente importantes para el futuro de las facultades de administración: el Gobierno, las organizaciones públicas y ONG, los empresarios independientes y empíricos, los padres de familia, los colegios y la sociedad civil, entre otros. Sin duda, este grupo de stakeholders desempeñan un papel muy importante, como parte integral del entorno que rodea a las facultades de administración y determinadores de la forma en que se debe abordar la enseñanza y la formación en la disciplina.
Para atender a las exigencias y necesidades de los futuros directivos de las empresas, las facultades de administración deben plantearse ciertas condiciones y, a partir de ellas, proyectar posibles escenarios de futuro, entre los cuales me atrevería a proponer los siguientes:
- Las facultades de administración deben buscar la pertinencia en sus propuestas curriculares, de modo que respondan a la necesidad de formar directivos que contribuyan a la competitividad de las empresas.
- Es necesario que las facultades de administración amplíen y fortalezcan su oferta académica mediante la creación de programas de posgrado, en las modalidades y figuras que se ajusten a sus propuestas estratégicas.
- Orientar los esfuerzos hacia la búsqueda de la calidad en los planos académico e institucional, lo que debe consolidarse con la obtención de acreditaciones en el ámbito local y, especialmente, en el internacional.
- Abrir espacios que permitan a los estudiantes el desarrollo de prácticas y pasantías internacionales.
- Promover y fortalecer procesos de formación docente en los niveles de maestría y doctorado, así como en el área de la pedagogía, y fortalecimiento de las competencias en una segunda lengua.
- Fomentar la integración de las facultades de administración con la sociedad, de modo que se comprometan con la solución de las problemáticas propias de las empresas.
Algunas consideraciones a manera de conclusión
Más allá de señalar un escenario por el que apostar en el futuro de las facultades de administración, las consideraciones anteriores tienen por objeto invitar a la reflexión sobre lo cerca —o lo lejos— que pueden estar de ese futuro. Desde un punto de vista de la prospectiva, el poder identificar con inteligencia el estado actual, las tendencias, los factores de cambio y las rupturas de la disciplina, nos permitirá tener un panorama amplio y preciso con miras a incursionar en el futuro de esta.
Este proceso sistemático y riguroso debe abordarse, como lo manifestó el ilustre profesor Francisco José Mojica, “con inteligencia y rigurosidad. El abordaje del futuro debe ser múltiple, alterno y creativo”.
La administración es una disciplina siempre joven y vital, que está en permanente evolución y cambio. ¿Cuáles serán los futuros directivos que las empresas necesitarán? ¿Cómo serán las empresas que existirán en el futuro? ¿Qué tipo de administradores necesitará el mercado global? ¿Cómo deben definirse los nuevos modelos de negocios del mañana?
Estas y otras preguntas pueden servir de orientación para vislumbrar el porvenir de la disciplina de la administración. Está en cada uno de nosotros pensarla, imaginarla, construirla permanentemente y soñarla a futuro.