En esta entrega, Dulce María Bautista, docente de Mercadología, nos da detalles del ambiente académico de la Universidad Rovira i Virgili.
En la Universidad Rovira i Virgili se vive un ambiente de múltiples contrastes. Estudiantes de todas las nacionalidades se dan cita para recibir diferentes cursos acordes con sus carreras o alternativas de libre elección, lo que les permiten conocerse, intercambiar intereses, experiencias y participar de diversos viajes.
En principio, el choque que se recibe es por el idioma catalán, que aquí combinan con el español. Para cualquier actividad los estudiantes deben comprender el catalán y, por lo menos, comunicarse de manera básica; para ello, hay diversos cursos que ponen al día a los estudiantes europeos.
También vienen estudiantes de China, Japón, Medio Oriente y, en poca cantidad, suramericanos, por lo que esta es una buena oportunidad para acercarse a un buen programa de formación internacional.
Los estudiantes son amables y muy responsables, algunos de ellos trabajan medio día para poder ayudarse con sus gastos. Por eso, en general, las clases son por la mañana y algunas por la tarde. Algo particular de esta universidad pública es que, para cada materia, los estudiantes deben investigarcon la dirección de un profesor.
El programa internacional que sigue la Universidad Rovira i Virgili se llama Erasmus, el cual permite a los países enviar a sus profesores y estudiantes a hacer intercambios por periodos máximo de un año a universidades pertenecientes a esta red.
Aunque la Universidad Central no pertenece al programa Erasmus, se encuentra vinculada con la URV, por esta razón me asignaron, además de las clases, la dirección de tres monografías. También tuve la oportunidad de dar charlas de marketing cultural en ESIC —una editorial muy famosa de marketing— y conferencias sobre promoción de lectura en la Facultad de Psicología y de Literatura.
Los invito a visitar esta universidad y a conocer sus muchas culturas. Quien viaja tiene el mundo en la cabeza, y la experiencia de intercambiar un semestre en Europa siempre es una experiencia inolvidable. Anímense, ¡Vale la pena conocer!
La vida fuera del campus
Durante mi intercambio viví en una residencia universitaria, en la que compartía con mis estudiantes algunos espacios comunes. Estas residencias tienen una pequeña cocina, espacios de estudio que invitan a la lectura, y algunas pequeñas y modestas comodidades.
¡El jueves es la rumba! Los estudiantes salen de fiesta y regresan al amanecer. Pregunté por qué era el jueves y no el viernes y me contaron que muchos van a sus casas el fin de semana y por eso empiezan la fiesta desde el jueves.
El domingo regresan a la residencia con sus maletas cargadas de libros y empieza otra semana. Los que se quedan, hacen mucho ejercicio en un gimnasio que tienen dentro de la residencia estudiantil.
La ciudad es tranquila y se puede salir a caminar a la playa, a orillas del mediterráneo. Este es un lugar amable en donde el invierno es benigno.
Se puede tomar un café o visitar librerías, pero, si por caso se está un poco cansado, se puede conversar en la zona medieval que siempre es de aspecto mágico.