Con 62 funciones, estudiantes de la U. Central llevaron el teatro a más de doce departamentos del territorio colombiano.
Con El farsante más grande del mundo, una comedia irlandesa dirigida por el docente Héctor Bayona (Q.E.P.D) y la obra de mitos africanos La olla de Koka-Mbala, dirigida por Miguel Diago; diez estudiantes del programa de Arte Dramático de la Universidad Central salieron por dos meses a varios departamentos de Colombia, junto con Juan Felipe Cely, docente y director de la Gira Nacional de Teatro.
La Gira inició en abril y el recorrido comenzó por Cundinamarca, luego Tunja y siguió en el Caquetá. En este departamento se visitaron durante dos semanas Florencia, San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, San José del Fragua, Morelia y Doncello, entre otros municipios. En estas jornadas se contó con el apoyo de algunas alcaldías locales y de la Universidad de la Amazonia, con quien se tiene un convenio informal desde hace siete años.
Partiendo del Caquetá, la siguiente parada fue en Neiva, donde varios colegios reciben semestralmente a la Gira. Luego se visitó la ciudad de Cali, en alianza con la Universidad Santiago de Cali.
“Nariño y Cauca eran los siguientes destinos, pero por la situación de la Minga Indígena, no se visitaron. Por esta razón, los estudiantes volvieron a Bogotá por dos semanas, y luego se dirigieron a Medellín donde se presentaron en el Teatro Camilo Torres Restrepo (UdeA), en el Pequeño Teatro de Medellín y en varios colegios”, explicó Juan Felipe Cely, director de la Gira desde 2017-1
Santa Marta, Barranquilla, Magangué, Cúcuta, Bucaramanga y Chiquinquirá fueron otras de las ciudades que los estudiantes unicentralistas visitaron en la Gira Nacional de Teatro 2019-1.
Experiencias académicas y personales
La Gira de Teatro, que se materializó en 62 funciones presentadas a lo largo del territorio colombiano, brindó a los estudiantes la oportunidad de enfrentarse a diferentes retos y de poner a prueba el conocimiento adquirido durante cuatro años de formación académica.
“Considero que es una experiencia única. Los estudiantes crecen actoralmente y apropian las herramientas aprendidas durante la carrera. De esta manera empiezan a enfrentarse al mundo real, desde cómo actuar en distintos espacios y con diferentes públicos, hasta el proceso de venta, producción y logístico de una Gira Nacional. Además de todo este aprendizaje práctico no se puede dejar de un lado el aporte social y humano que adquieren los estudiantes al recorrerer y reconocer el pías en el que viven. Así que la Gira les permite, desde su profesión actoral, por medio del entretenimiento aportar a la cultura para la contrucción de País”, manifestó Cely.
Por supuesto, para la representación teatral, además de la escenografía, los actores deben pensar en los diferentes aspectos que puedan incidir en su presentación: públicos, escenarios, ambientes y el contexto sociocultural del lugar.
Y así lo afirma Cely:
“Caquetá, Neiva y la Costa Atlántica son lugares donde toca presentar las obras en espacios abiertos como canchas, polideportivos y sin micrófono, de manera que el cuerpo, la expresión y la voz deben ser la principal herramienta de trabajo. Ahí, aplican y ven la importancia de todo el conocimiento que adquirieron en la carrera, lo que de cierta forma se tiene que ver reflejado en la educación y estratégicas pedagógicas que aplican los docentes a para preparar a los estudiantes a enfrentar, no solo la Gira, sino los retos del actor en su campo de acción”.
Por otra parte, Laura Cáceres, estudiante de la carrera de Arte Dramático y quien participó en la Gira habla sobre su experiencia:
"La Gira Nacional se convirtió en algo más allá de un requisito académico o de una opción de grado de la carrera de Arte Dramático. Esto, en verdad , fue un recorrido por el país en el que nuestros conocimientos se transmitieron y se hicieron prácticos en cada pequeño lugar y en cada ciudad grande del país. Esta fue una oportunidad donde, el encuentro con realidades desconocidas y con perspectivas de vida distintas, nos dejaron profundas impresiones aún más marcadas por las palabras, las lágrimas y los aplausos interminables de públicos agradecidos.”
“Cada uno de estos encuentros provocaron que los estudiantes que partimos un día de Bogotá, no fuéramos los mismos que regresamos tres meses después. Igual fue con nuestros personajes, ellos se transformaron, porque los hicimos crecer en cada función dándole así también un toque más de vida a las obras de teatro que llevamos y a las que, poco a poco, les tomamos un gran afecto".