Con cine, un conversatorio y una muestra musical, la Biblioteca de la UC celebró marzo, el mes dedicado al Caribe colombiano.
En el marco de la agenda cultural concertada para este año, la Biblioteca de la Universidad Central desarrolló para el mes de marzo una serie de actividades dedicadas a reconocer el valor y la importancia que, entre las diversas músicas colombianas, ha logrado alcanzar el género vallenato.
El 21 de marzo en la Sede Norte, Bibliocinema proyectó Los viajes del viento del director colombiano Ciro Guerra, reconocido en el ámbito internacional por escribir y dirigir El abrazo de la serpiente, película ganadora del Festival de Cannes 2015 y nominada al premio Oscar 2016 por mejor película de habla no inglesa.
En la tarde, el Centro de Documentación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos sumergió a los asistentes en el ensueño caribe con el conversatorio “Travesías y aires del vallenato: entre la modernidad y el olvido”.
El 22 de marzo, en la Sede Centro, se dio cierre a la programación con la presentación un grupo vallenato que interpretó reconocidas canciones como El mejoral, La gota fría, Mi hermano y yo, Señora, Pedazo de acordeón, Anhelos y Jaime Molina.
La Biblioteca cuenta en su sala de música con colecciones físicas y registros sonoros que ahondan en la historia del vallenato y dispone de colecciones especializadas en las bases de datos Naxos Music Library y Alexander Street.
Una vez más, la programación de la agenda cultural hace una apuesta por exaltar la tradición y recuperar los símbolos que constituyen la identidad nacional.
Un poco de historia
La música del Caribe es una síntesis de tres vertientes culturales: la indígena, que aporta básicamente instrumentos como la flauta y la guacharaca; la española, que se caracteriza por el predominio de las cuerdas; y la africana, que contribuye con una variada gama de instrumentos de percusión.
“El vallenato, con su acordeón europeo, su caja afro, su guacharaca indígena y donde, tanto la organización estrófica como la métrica, se valen de la tradición española”.1
Una vez definidos sus lineamientos esenciales en la primera mitad del siglo XX, el vallenato vino a ser una expresión vital y poderosa de una tierra que se caracteriza por su diversidad biológica, sus multiculturales expresiones artísticas y una gran capacidad de resistencia contra todos los avatares y adversidades de una historia difícil.
A mediados del siglo XX, la música vallenata ya se escuchaba en todos los pueblos y ciudades del Caribe colombiano, compitiendo en las fiestas patronales con el porro los chupa cobre o bandas papayera), las orquestas de cumbia y merecumbé (Lucho Bermúdez y Pacho Galán), así como la música caribeña proveniente de Venezuela, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Nueva York principalmente.2
A partir de 1945 empezaron a surgir los primeros grandes compositores de este género radicalmente colombiano: Guillermo Buitrago, Rafael Escalona y Emiliano Zuleta, quienes abrieron un camino que más tarde sería continuado con las invaluables creaciones de Juan Manuel Polo “Juancho Polo Valencia”, Freddy Molina, Leandro Díaz, Carlos Huertas, Alejo Durán, Adolfo Pacheco, Isaac Carrillo, Calixto Ochoa, José María Gómez (Compae Chipuco) y tantos otros valores de nuestra cultura nacional que fueron incorporando, como diría Truman Capotez “otras voces, otros ámbitos”.
Entre los innovadores del género habría que destacar al samario Carlos Vives, quien en sus Clásicos de la provincia utilizó nuevos instrumentos como la gaita, el bajo y les dio a los temas tradicionales unas novedosas variantes que lo aproximaron a las tendencias principales de la música popular contemporánea.
Referencias
- Valencia, A. G. (2016). El tango: música popular muy seria. Agenda Cultural Alma Máter, (233).
- Viloria De la Hoz, J. (2017). Un paseo a lomo de acordeón: aproximación al vallenato, la música del Magdalena Grande. Memorias, (33), 7-34.