Segunda entrega del recuento histórico de la Universidad Central, en el que se presenta un resumen del acontecer institucional durante la década de 1980.
En el amanecer de la década de 1980, una inquietud animaba a las directivas de la Fundación Universidad Central: expandir la oferta académica hasta ese momento incipiente. Acababa de crearse la Facultad de Comunicación, desde la cual se empezaba a estructurar el programa de Comunicación Social y Periodismo.
La Institución se aproximaba a su mayoría de edad y en cierta forma fue logrando su consolidación como institución de educación superior a la vez que con su desarrollo académico y administrativo cosechó sus primeros frutos.
Además de su función esencial, entre otros, le animaban dos elementos adicionales: su proyección internacional para la difusión de las ideas bolivarianas de integración y una presencia viva en el concierto nacional por medio del deporte.
En cuanto al primer aspecto, en 1983, Colombia celebró el bicentenario del natalicio del Libertador Simón Bolívar. En consonancia con esa efeméride, la Universidad puso en marcha dos iniciativas: creó el Instituto Colombiano de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (Icelac) y participó en la constitución de la Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe (Solar).
En 1985, un hecho doloroso para el país también tocó directamente a nuestra alma mater. El 6 de noviembre de 1985, durante la toma del Palacio de Justicia, en Bogotá, por el grupo guerrillero M-19, murieron más de cien personas. Entre las personas inmoladas aquel fatídico día estaba el magistrado Carlos Medellín Forero, fundador y primer rector de la Fundación Universidad Central.
Por las referencias de quienes vivieron aquella época y por los documentos históricos que dan cuenta del desarrollo de la Universidad por entonces, la década de 1980 marcó el despegue académico de la Central. Lea también Universidad Central 2016: año de las bodas de oro
De comienzos de aquel decenio resulta imprescindible reseñar un hito fundamental para esta casa de estudios. El 23 de junio de 1981, fue inaugurada la primera edición del Taller de Escritores de la Universidad Central (TEUC), iniciativa académica del escritor Isaías Peña Gutiérrez que con el paso de los años habría de convertirse en un referente para la Institución y se constituyó en el origen de un pregrado, una especialización, una maestría y, posiblemente, un doctorado.
Igualmente, en aquellos primeros años de la década de 1980 comenzó a hacerse realidad otra de las iniciativas académicas planteadas por los fundadores en los inicios de la Institución: ofrecer estudios de ingeniería. Es así como el 18 de febrero de 1983, el Consejo Superior creó el Departamento de Ingeniería y propuso la puesta en marcha del pregrado en Ingeniería de Sistemas, cuya aprobación oficial tuvo lugar el 13 de diciembre de 1984.
Otro de los aspectos académicos por los que también tuvo interés el claustro unicentralista fue la educación a distancia, cuya facultad fue creada el 5 de abril de 1983 y dos años después, el 9 de febrero de 1985, comenzó a impartirse el primer programa académico: tecnología en Recursos Hídricos.
El 26 de junio de 1986 fue un día memorable para la Universidad Central. En una gala especial, cuyo escenario estuvo en el Hotel Tequendama, concluyeron los actos conmemorativos de los veinte años de la Institución. Aquella ceremonia también quedó consignada para allí se escuchó por primera vez el himno institucional, cuya letra fue escrita por el reconocido autor Pedro Medina Avendaño, y la música compuesta por el maestro Luis Antonio Escobar.
Además del desarrollo académico y la proyección internacional con las ideas integracionistas de los países latinoamericanos, la Universidad Central, durante los años de 1980, también tuvo una notable presencia nacional e internacional, gracias al deporte. De este aspecto, cabe destacar su inigualable participación durante los Juegos Nacionales Universitarios, organizado por la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún). Por ejemplo, en su primera edición, realizada en Medellín del 28 de agosto al 6 de septiembre de 1987, los deportistas de nuestra casa de estudios obtuvieron 90 puntos, contundente victoria con respecto a la Universidad del Valle, que acumuló 28 puntos.
Un año después, esta vez en Cali y Popayán, la Universidad Central también salió vencedora de los Juegos. En la tercera edición de estas competencias, en Armenia, 1989, luego de un alegato, la Central fue declarada ganadora. Ya en la siguiente década continuaría con su hegemonía deportiva, en un largo periodo en que no tuvo rivales en este campo.
Además de los aspectos señalados en este resumen histórico, la Universidad Central, en este periodo a que hemos hecho referencia, también se destacó por otros ámbitos. “Más de lo que es el desarrollo en la Universidad es, en la década de los 80, cuando se empieza socialmente a reconocer la importancia de los contadores unicentralistas”, afirma Fabio Raúl Trompa, actual secretario general de la institución. Igualmente, el prestigio de esta casa de estudios también se debió a la vinculación de grandes personajes de la vida nacional, como el escritor, político y pensador Otto Morales Benítez y el filósofo mexicano Leopoldo Zea.