Este dispositivo, desarrollado por Isabella Mendoza y Valeria Martínez, contribuirá al proceso cognitivo de la población invidente de nuestro país
El braille ha sido indispensable a lo largo de la historia para las personas con limitación visual, en cuanto a una herramienta necesaria para la comunicación, que va más allá de ser una técnica de escritura para ciegos.
Gracias a este sistema de representación de signos alfabéticos y numéricos que emplea puntos como símbolos musicales, matemáticos y científicos es posible que las personas ciegas puedan aprender, educarse y conectar con el entorno desde una perspectiva equitativa y autónoma.
Es por esto que dos estudiantes del programa de Ingeniería Electrónica de la Universidad Central, Isabella Mendoza y Valeria Martínez, quienes comparten una misma pasión por la ingeniería y la educación al servicio de las comunidades, desarrollaron un proyecto llamado Braille Box.
Consiste en un prototipo de un dispositivo para el aprendizaje interactivo y didáctico del proceso de escritura y lectura en braille. Este artefacto cuenta con una base de entrenamiento donde las personas invidentes pueden acceder a múltiples niveles de aprendizaje y poner en práctica este saber, a través de diferentes juegos que promueven la enseñanza alternativa y lúdica. Braille Box presenta en su nivel más básico las vocales. A medida en que las personas avanzan se va complejizando el nivel con letras, palabras cortas y palabras largas.
Para la creación de este proyecto, las estudiantes usaron cuatro de las cinco asignaturas llamadas Prácticas de Ingeniería Electrónica que ofrece el pensum académico. Según relatan, esta labor tomó alrededor de tres años e implicó un arduo trabajo de ensayo y error hasta lograr los objetivos planteados. La versión final del dispositivo se realizó como su trabajo de grado, bajo la dirección del profesor William Daniel Moscoso.
Además, el artefacto cuenta con una bocina encargada de retroalimentar al usuario en su proceso de aprendizaje, una pantalla OLED, un botón que permite avanzar en las características del sistema y una perilla para navegar e ingresar a los menús. Braille Box cuenta con dos modos de alimentación: el primero conectado a la red eléctrica y el segundo mediante el uso de baterías de 9 VDC (voltaje de corriente directa). El dispositivo viene también con un cargador de 9 voltios, fundamental para el cargue de las baterías.
Adicionalmente, y pensando en la efectividad de la creación, Valeria e Isabella desarrollaron un manual de instrucciones en audio, cuya finalidad es oriental al pie de la letra a todo aquel que desee utilizar el dispositivo con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
“En 2018 este dispositivo era muy básico. Su pantalla era diferente, pero todo fue mejorando cada vez que alguien lo ensayaba. Luego pudimos jugar con los electroimanes haciendo que se contrajeran o extendieran . De esta manera es que se representan los puntos que luego se interpretan como caracteres”, comenta Valeria, quien se siente orgullosa de este proceso de aprendizaje y de los avances que lograban con cada versión de Braille Box.
Actualmente, las dos estudiantes están vinculadas al Centro de Atención a Personas en Condición de Discapacidad (CAPD) de Funza, institución a la cual donaron el primer prototipo finalizado el 11 de julio de 2022, con presencia del alcalde Daniel Bernal.
Aunque por su novedad Braille Box entraría exitosamente en el mercado —ya que, a la fecha, no existen otros dispositivos de enseñanza como este, pues la forma convencional de aprender braille se lleva a cabo mediante el uso de una “regleta braille” o plantilla de plástico con un punzón—, las estudiantes centralistas eligieron donarlo al CAPD para su uso exclusivo y sin restricciones. Con este fin, dejaron en un repositorio indicaciones sobre el dispositivo, los códigos, los circuitos, entre otra información general para asegurar que pueda ser armado por cualquier persona sin dificultad.
Isabella y Valeria indican que la única limitación para iniciar el proceso de aprendizaje del braille está en la mente, porque querer superarse es lo más importante. Señalan, además, que resulta imprescindible que las siguientes generaciones de estudiantes estén siempre afanosas en buscar nuevas soluciones a las problemáticas que se presentan en comunidades con necesidades especiales, como los invidentes, y, en el grueso de la sociedad.
