Después de un largo proceso de deterioro, el sector conocido como el Bronx fue intervenido para convertirse en un corredor comercial, creativo y cultural.
Para debatir sobre los impactos sociales, económicos y políticos de la transformación urbana que ha vivido esta zona de la capital, la Maestría en Estudios Sociales del Consumo y la Especialización en Geografía y Gestión Ambiental del Territorio organizaron el conversatorio “Gentrificación y consumo cultural: el caso del Bronx Distrito Creativo”.
En el evento participó la antropóloga Íngrid Morris Rincón, autora del libro En un lugar llamado El Cartucho, quien compartió los hallazgos de la investigación que realizó en El Cartucho —el antiguo barrio Santa Inés—, y todo el proceso de desalojo para la posterior creación del parque Tercer Milenio.
Los aportes de Rincón fueron valiosos, ya que la intervención en El Cartucho creó un precedente en la ciudad durante la primera alcaldía de Enrique Peñalosa, “en la que se tenía un Plan de Desarrollo Distrital enfocado en ofrecer confort en el espacio público, por lo que el Plan de Ordenamiento Territorial establecía expropiar los lugares que no estuvieran contribuyendo a la generación de esa comodidad y calidad de vida a los ciudadanos”.
La investigadora compartió con el auditorio de qué manera están conexas ambas historias (Bronx y El Cartucho), la importancia del patrimonio inmaterial y cómo se deben pensar las soluciones urbanísticas en torno al factor humano.
Llamó la atención sobre el efecto que tiene la falta de continuidad de las políticas públicas, ya que cuando ocurre un cambio de administración se suelen frenar los avances que había iniciado el gobierno anterior.
Por esto, —precisó— se requieren políticas a largo plazo, para evitar que los territorios sigan arruinándose; considerar soluciones específicas para las personas que habitaban estos lugares y darles un trato debido entendiendo sus diferentes situaciones de vulnerabilidad.
“Estos territorios sufrieron un olvido cuestionable y se devaluaron en la agenda pública de las diferentes administraciones, luego se han hecho evidentes las asociaciones con entidades financieras para adquirir suelo a un menor precio, construir nuevos proyectos, impulsar intereses privados y dejar a un lado el factor humano”.
Por su parte, Johan Avendaño, coordinador de la Especialización en Geografía y Gestión Ambiental del Territorio de la U. Central, basado en los resultados de su tesis doctoral, explicó que es necesario cuestionarse si el miedo que se le tiene al espacio urbano en Bogotá es real o es una construcción, un imaginario permanente.
“¿A quién le sirve vender la idea de una ciudad insegura y la existencia de lugares paupérrimos como el Bronx en Bogotá? Estos lugares pasaron una gran cantidad de tiempo desatendidos y el Estado colombiano es el principal responsable de su degradación social, urbanística, histórica y cultural. De otra forma, cómo explicar que estos dos nichos de marginalidades hayan permanecido durante más de 50 años”, cuestionó.
Frente a esto, el docente Mauricio Montenegro, coordinador de la Maestría en Estudios Sociales del Consumo, explicó que, justamente, la apuesta actual del Distrito es convertir este sector de la ciudad en un proyecto cultural que impulse la economía naranja en la capital. Para esto, se propone la creación de Bronx Distrito Creativo, un espacio para el arte, la cultura, el diseño, la creatividad y las industrias culturales y creativas.
“El Bronx ha tenido un proceso de gentrificación articulado con un proyecto de economía cultural. El distrito creativo que se propone está asociado a la idea de la economía creativa y pone en cuestión el uso estratégico de lo que se entiende por ‘cultural’”, amplió Montenegro.
Se expuso el hecho de que el Gobierno distrital toma decisiones clave sobre la valorización y el uso del suelo, lo que termina favoreciendo a proyectos de intereses privados y actores financieros que se están enfocando en el mercado creativo.
Desde la Maestría en Estudios Sociales del Consumo se han analizado las relaciones entre estado y mercado, los límites de la economía naranja y lo que se conoce como frontera de producción “en la que solo se considera productivo lo que ingresa en el producto interno bruto (PIB)”. Todo esto se ve reflejado en el caso del Bronx, que ahora albergará un conjunto de ofertas culturales y comerciales destinadas especialmente al circuito turístico.
La antropóloga Rincón también destacó que es muy interesante que desde esta Maestría se analice cómo los asuntos políticos y sociales se están trabajando desde el mercadeo, en lugar de considerar las sentencias tutelares, la reglamentación y las leyes.
“Es importante trabajar estos temas en la academia para profundizar y argumentar con datos e investigación”, concluyó.