Juan Manuel Guio, director del Dpto. de Economía de la U. Central, reflexiona sobre los efectos de la pandemia por el covid-19 en la economía del país.
De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre marzo y abril del 2020, aproximadamente 5 millones de colombianos perdieron su empleo a consecuencia del covid-19. Sin embargo, los efectos particulares sobre los trabajadores colombianos han dependido en gran medida del sector productivo y de si dicho sector hacía o no parte de aquellos excluidos en la cuarentena selectiva ordenada por el Gobierno Nacional.
Las restricciones de los aislamientos selectivos afectaron desproporcionadamente a sectores como la construcción, el comercio, la industria, el transporte, la manufactura y la minería.
Dentro de estos, algunos como el del comercio, buscaron mecanismos alternativos para llevar sus productos a los consumidores, obteniendo resultados mixtos. Sin embargo, la mayoría de estos sectores involucran labores que no se pueden realizar en la virtualidad y por ende, son altamente restrictivos en cuanto a la posibilidad de sustituirse; no es casualidad tampoco que estos sectores tengan en su mayoría trabajadores con muy bajos niveles de capital humano, con una muy baja remuneración en comparación con otros sectores y, muchas veces, en la informalidad.
Estas sumas dramáticas reflejan una pérdida de valor persistente en la actividad económica de todos estos sectores, y por consiguiente, la supresión de empleos que no parecen recuperarse fácilmente en el corto y mediano plazo.
¿Y si volvemos a la cuarentena?
Uno de los aspectos más relevantes frente a la perspectiva de un posible aumento en el número de casos de contagio por covid-19 es la manera como se procedería con el aislamiento social.
Mientras que en Europa y Norteamérica hay pronunciados rebrotes de la pandemia, en Colombia se especula sobre la aparición de un nuevo rebrote tardío y las estrategias para enfrentarlo.
El esquema que se impuso en buena parte de las ciudades principales, y especialmente en Bogotá, durante los primeros meses de la pandemia, fue la cuarentena estricta. Este confinamiento forzoso —que tiene como propósito disminuir el ritmo de propagación del virus — tiene efectos económicos muy negativos que, incluso, pueden superar los beneficios del aislamiento.
El cierre de empresas y negocios como consecuencia de estos cierres estrictos son especialmente dañinos para el empleo, como se evidenció recientemente con una tasa de desempleo del 21.4 %, la más alta en la historia de Colombia desde que se lleva la estadística de la población ocupada en el país.
En este sentido las medidas de distanciamiento social y políticas de cultura ciudadana deben reemplazar a los modelos que restringen la movilidad.
¿Cómo nos recuperamos?
Las políticas específicamente diseñadas para fomentar la creación de empleo pasan por políticas fiscales y monetarias más agresivas que le permitan al sistema financiero asegurar un flujo constante de liquidez y, de esta forma, llegar al sector real.
Esto implica que el Banco Central y el Gobierno Nacional deben buscar mecanismos menos ortodoxos a los cuales están acostumbrados, asumiendo un papel más protagónico del que habitualmente el Banco está acostumbrado a asumir (capitalización de fondos de estabilización, liquidez al sistema financiero, líneas de crédito favorables a los empresarios, e incluso la emisión de circulante como medida in extremis), que permitan a las empresas (especialmente las más pequeñas) acceder a recursos para evitar entrar en un escenario de impago en sus obligaciones y, de esta manera, empeorar exponencialmente la situación del desempleo.
Finalmente, el tema más complejo son las reformas tributaria, pensional y laboral, de las que nadie quiere escuchar pero que son realidades ineludibles. En particular, las reformas laboral y tributaria suponen la flexibilización en las condiciones contractuales de los trabajadores colombianos y disminuir los costos no salariales, sin embargo, el riesgo de estas necesarias pero controversiales reformas es que se empeoren las condiciones de trabajo de millones de colombianos sin lograr un cambio significativo en la generación de empleo.
La recuperación económica necesaria para comenzar a generar nuevo empleo en el país no es sencilla, pero se requieren crear condiciones óptimas para que los sectores económicos más afectados se recuperen lo más pronto posible.