¿Por qué a mí? ¿Por qué en este momento? ¿Qué he hecho para merecer esto? Quizá estas y muchas otras preguntas más son las que te has hecho durante los últimos días.
Es natural que constantemente estemos buscando una razón a todo lo que nos sucede. Sin embargo, más allá de buscar el porqué de las cosas es necesario encontrar el ¿para qué? Para entender la situación como una oportunidad de cambio, posibilitando una actitud más constructiva.
Yo, es el pronombre que muchas veces solemos usar desmesuradamente, sin entender que no vivimos en una burbuja. Nos encontramos en un mundo de aproximadamente 7,5 mil millones de habitantes. Entonces ¿por qué intentar que la realidad se adapte permanentemente a nuestros intereses, necesidades y expectativas?
La madre tierra necesitaba un respiro, sus pulmones se estaban congestionando velozmente; el planeta se estaba desahuciando y pedía a gritos una reanimación. El trabajo, el consumo, la imagen y el entretenimiento eran los cuatro pilares básicos bajo los que la sociedad se edificaba y, probablemente, eran aspectos necesarios para una “supervivencia”.
Llegó la hora cero para el mundo y este nos pasó factura, demostrándonos que no somos dueños de su naturaleza ni del aire que respiramos. La situación de salud pública que vive actualmente el mundo y que compromete a 185 países, es decir al 90 % aproximadamente, son cifras bastante alarmantes; no obstante, para informar sobre números elevados y noticias poco gratas que pueden llegar a perjudicar la salud mental, existen múltiples instrumentos y medios de comunicación.
Es necesario entender que el covid-19 no solo es una enfermedad que se convirtió en pandemia; sino que más allá de eso, es una situación que se presenta como una oportunidad de cambio para la sociedad.
Esta situación ha logrado cruzar continentes, fronteras y paralizar a todo un mundo, las potencias más fuertes se han debilitado, los países más desarrollados han llorado miles de muertos y no hay estrato social, ni ideal político, ni religioso que hayan logrado detener este virus.
El 2020 es un año que definitivamente trasciende con su mensaje de renovar el mundo y visionarse de una forma diferente. Seguramente, ninguno se imaginaba que dicha renovación estaría relacionada con una crisis de salud que afectaría a un mundo entero.
No hay distinción social ni diferencias culturales que nos separen. El coronavirus covid-19 ha llegado, inesperadamente, para marcar un hito en la historia de cada uno.
Por lo tanto, es importante asumir esta situación de la forma más racional posible, aunque es evidente que las emociones surgen naturalmente y la mente se satura de información que va generar pánico, inseguridad y un miedo constante.
Por ello, es esencial entender que lo que está matando a la gente desmesuradamente, no es este virus, sino la indiferencia, el pensamiento individualista y la intolerancia que nos caracteriza. Actualmente la mayoría de la humanidad anhela momentos como amanecer, tener un plato de comida, un trabajo, un hogar, pero sobre todo la salud para levantarnos y construir un peldaño más de nuestra historia.
Por último, quiero finalizar dejando una reflexión, los ideales políticos, las clases sociales, la religión, etc., son prototipos que nos quieren implantar para enseñarnos a vivir la vida de un determinado modo, inclusive llegando a discriminar al otro por su diferencia de pensamiento.
Sin embargo, al final nos damos cuenta que la verdadera identidad de una persona se construye y es valorada por el legado que se logre dejar en la sociedad, obteniendo un cambio mínimo, pero significativo en el mundo.
Es evidente que este virus es un mensaje que ha llegado con un poder excesivo, porque sin importar todas esas diferencias, este ha logrado trascender y llegarle al mundo entero.
Más allá de los centenares de pronósticos que se hacen sobre la aparición de esta enfermedad, es indispensable preguntarse ¿a qué ha llegado este virus a la sociedad?
Seguramente la respuesta la encontrará cada uno, acorde con lo que ha sido su vida y de este mismo modo decidirá qué acción tomar frente a esta situación, entendiendo que el valor de la vida lo colocamos nosotros con lo que somos y transmitimos. ¿Qué cambio estás generando en esta nueva oportunidad?
¡Frenemos la curva de la indiferencia y la intolerancia; lavemos el corazón con amor y solidaridad. Porque lo que hoy llamamos caos, quizá es el orden que todavía no comprendemos!
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