Christian Correa, egresado del Dpto. de Estudios Musicales, obtuvo el 2do. lugar en el XXII Concurso y Festival Internacional de Canto Lírico Ciudad de Trujillo 2019, Perú.
La vigésima segunda edición del Concurso y Festival Internacional de Canto Lírico Ciudad de Trujillo se realizó del 01 al 08 de noviembre en Trujillo, Perú, reunió a cantantes líricos internacionales provenientes de América, Asia y Europa, y contó con reconocidos maestros y pianistas extranjeros.
Según lo estipulado en las bases del concurso el Premio Ciudad de Trujillo tiene como propósito “apoyar la carrera de jóvenes cantantes de todo el mundo, estimular su desarrollo artístico y personal e incrementar el conocimiento e interés por el canto lírico y la música, especialmente en América Latina”.
La convocatoria resalta “que es un concurso profesional para jóvenes profesionales o en principios de serlo y se desarrolla en el ámbito del canto lírico clásico (ópera, oratorio, canción de concierto)”.
En el certamen, catalogado único en su género en América Latina, Christian Correa Guzmán, obtuvo el segundo puesto en el festival y el premio especial a mejor tenor.
El Departamento de Estudios Musicales entrevistó a Christian Correa Guzmán, quien hablo sobre su experiencia en la participación en este concurso y festival internacional.
Dpto. de Estudios Musicales: ¿Cuál fue el repertorio con el que se presentó al concurso y por qué?
Christian Correa Guzmán: Para esta edición del festival escogí las arias: Io l’ho perduta, de Giuseppe Verdi; É la solita storia del Pastore de Francesco Ciléa; Ah leve toi soleil de Charles Gounod y Kuda kuda vi udalilis de Piotr Ilich Tchaikovsky.
En un concurso, siempre hay pautas a seguir en el momento de escoger un repertorio. Por ejemplo, en una segunda ronda te pueden pedir un aria en italiano de un siglo determinado. Más allá de eso, yo siempre pienso en cuál es el tipo de impresión quiero dar. ¿Cuáles son mis falencias? ¿Cuáles son mis fortalezas? A lo largo de competencias a las que me he presentado, he visto una tendencia en los cantantes jóvenes y es impresionar a toda costa.
Ese deseo imperativo de impresionar es lo que muchos llamamos “los fuegos artificiales”. Lo malo de eso es que, por lo general, vas a escoger un repertorio que esté al límite de tu nivel técnico y musical y esto para mí es un error. Hay que pensar que este jurado lleva más de 30 años escuchando a muchos cantantes y hasta las mismas piezas musicales que, posiblemente, se sabrán de memoria.
Entonces, si me preguntas a mí, yo prefiero irme por el camino del dominio de mis capacidades, las cuales puedan exponer un control y una musicalidad. En realidad, no importa si un aria no tiene el “do de pecho” o grandes coloraturas. La maestría de controlar y disfrutar lo que haces dará una buena impresión, y porque no, un premio.
D. E. M.: ¿Encuentra diferencias entre los cantantes de otros países con respecto a los cantantes colombianos?
C. C. G.: En este viaje me lo pregunté mucho y, sinceramente, es ambiguo de contestar. Me di cuenta de que buenas voces hay por todo el continente y eso es muy bueno de observar. Las pequeñas diferencias vendrían a darse en las escuelas.
Hablando de mi país, estoy orgulloso del calibre de cantantes que hoy tenemos.
Hay muchas carreras que se cimientan en una buena base técnica y musical, y claro, es resultado tanto del cantante como del maestro. Una vez, estas características estén resueltas, es muy grato escucharlos expresando lo que cada uno tiene por decir.
En lo personal siempre estoy agradecido de la escuela y maestros que me acompañaron a lo largo del proceso.
D. E. M.: ¿Cómo fue la experiencia en torno a las actividades sociales desarrolladas en el marco del concurso?
C. C. G.: Yo sinceramente no participé en muchas actividades que implicaran desconectarme del concurso, pero pude conocer a grandes colegas de toda Latinoamérica donde intercambiamos experiencias y puntos de vista. Además, se dieron unas excelentes clases magistrales por parte del jurado, que buscaban concientizar a los cantantes acerca de su instrumento, desde la respiración, la anatomía del canto y las experiencias de cómo emprender una carrera lírica.
Siempre aplaudo este tipo de espacios ya que, como lo mencioné anteriormente, es necesario que el cantante joven se vaya lo mejor preparado tanto en la teoría como en la práctica, para así dar su mejor versión en cualquier escenario del mundo.
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