En el Día Nacional del Café te contamos algunos secretos del grano que conquistó al mundo con sus notas únicas y sus bondades infinitas.
No es un secreto que el café colombiano goza de una reputación única en el planeta. En el Día Nacional del Café queremos resaltar todos los esfuerzos que han hecho posible una fama que crece sin precedentes, apoyada de una industria artesanal con identidad propia en cada una de las regiones cafeteras de nuestro país.
A diferencia del café brasileño o vietnamita, el grano nacional tiene características que le imprimen una esencia única. Una de ellas es que la planta es cultivada en laderas a gran altura y esto tiene una relación directa con su sabor, teniendo en cuenta que los suelos de montaña, al ser volcánicos, le imprimen una suavidad que lo diferencia de todos los granos.
“Al ser cultivado en ladera, el café colombiano no se puede cosechar ni recolectar mecanizadamente. No se pueden utilizar máquinas para el proceso de recolección. Se debe hacer manualmente y esto tiene un impacto positivo en la economía de los recolectores, teniendo en cuenta que se genera una gran cantidad de empleos”, comenta John Jairo Cuéllar, docente del programa de Administración de Empresas.
Para el académico centralista, históricamente, el café ha sido muy importante en nuestra cultura, pues alrededor del grano se forjaron sociedades independientes de pequeños productores con fincas y cultivos familiares, muy alejadas de un proceso industrializado. Esta relación entre los cafeteros daría lugar a una admiración mundial por la manera tradicional y cuidadosa con la que se pone en marcha la producción, exportación y comercialización del café de origen.
Café, calidad y emprendimiento
Aunque por mucho tiempo lo mejor del café colombiano estuvo orientado a la exportación, en la actualidad existe una oferta cafetera selecta para el público local, teniendo en cuenta que desde el proceso de cosecha se le pueden añadir atributos y notas que mejoran su calidad.
“Podemos decir que hemos vivido un gran cambio interno en el país, ya que el consumo histórico de café pasilla ha sido el predominante en la mayoría de hogares. Las pasillas son granos de una calidad secundaria, astillados, brocados o defectuosos. Actualmente hay una explosión de variedades de café de calidad que nos han permitido pasar de ser un país productor a un país consumidor, que conoce de café y valora sus propiedades”, enfatiza John Jairo, quien es consciente del avance que esto representa para nuestra cultura cafetera.
Es evidente que estamos ante un auge cafetero en el mercado nacional, visible en una explosión de cafés artesanales y de autor, y de miles de emprendimientos asociados a experiencias sensoriales que cada día ganan adeptos fieles y dispuestos a pagar por la calidad del producto.
“Cuando decidí emprender aposté por el café y la literatura. Siempre pensé que fusionar esos dos mundos era una gran idea. Actualmente estoy estudiando barismo y hay miles de cosas por aprender, es algo complejo y de respeto. Siento que el café cambió mi vida aunque ofrecer un producto de calidad es todo un reto que día a día debo asumir con la mayor disposición”, comenta Daniela Corredor, politóloga y creadora del café La Lectura, un espacio que abrió sus puertas antes de la pandemia en el centro de Bogotá y ha logrado sostenerse con una propuesta cercana, diversa e innovadora.
Para Daniela no es tarea fácil encontrar el café adecuado para sus clientes y nos cuenta que las variedades que provienen del Eje Cafetero, Huila y Cundinamarca han dejado sensaciones muy gratas en quienes se aventuraron a probar un café selecto cosechado en las diferentes regiones del país.
No solo por su inigualable sabor el café colombiano ha cruzado fronteras. La publicidad ha tenido una incidencia directa en el posicionamiento estratégico del que goza este producto alrededor del planeta. El trabajo mancomunado entre la Federación Nacional de Cafeteros, las empresas privadas y las diferentes agrupaciones campesinas en el territorio nacional ha dado frutos de marca mayor.
“En Colombia estamos intentando ser consumidores selectivos de café, es decir, no solo tomamos el tinto de la mañana, sino que hemos aprendido a reconocer variedades del grano y las maneras de consumirlo. El marketing ha contribuido a educar a los consumidores para que experimenten diversas formas de una bebida como el café”, explica Ena Barón, docente centralista del programa de Mercadología.
En el proceso de internacionalización de Colombia como un país cafetero, un elemento clave ha sido el papel que han jugado marcas locales en el panorama mundial. Para Ena, “Juan Valdez hace que Colombia tenga una identidad a partir del reconocimiento de este personaje, sin olvidar a Conchita, la icónica e inseparable compañera que siempre está junto a él para ofrecer el mejor café suave del mundo a quien se anime a disfrutarlo”.
En el marco de una fecha tan importante para el país como el Día Nacional del Café, celebramos la diversidad de nuestras regiones y la enorme capacidad de resiliencia de las más de 540.000 familias cafeteras que impulsan la economía, el turismo y el buen nombre de Colombia, alrededor de una taza de café que, por tradición, disfrutamos en familia o con los amigos que más queremos. Y tú, ¿cómo celebras esta bebida icónica de nuestra cultura?