La cuarentena, que ha forzado el cierre temporal de industrias y la no movilización de millones de vehículos, ha evidenciado un reducción en la contaminación del aire en ciudades como: Paris, Madrid, Roma y la misma Wuhan, epicentro de esta pandemia, pero no en Bogotá.
Este novedoso coronavirus esta alterando casi todos los aspectos de la cotidianidad en múltiples regiones del mundo de forma simultánea. Cuarentenas y bloqueos están siendo implementados en muchos países, forzando al cierre temporal de industrias y la no movilización de millones de vehículos.
Estas acciones muestran, a través de mediciones satelitales, una reducción en la contaminación del aire en el ámbito global. El dióxido de nitrógeno (NO2), un importante contaminante del aire, esta fuertemente relacionado con emisiones industriales y vehiculares y puede ser utilizado como un buen indicador de la actividad económica global.
En los últimos días, las visualizaciones de la concentración de este gas creadas por la NASA y la ESA (Agencia espacial Europea), presentan una drástica disminución de las emisiones en múltiples regiones del planeta como el triángulo industrial al Norte de Italia (Lombarda, Veneto y Emilia-Romaña) . Estas reducciones temporales de emisiones podrían estar dándonos una visión única de cómo pudiese ser el futuro de la calidad del aire en las ciudades, si se intensificara la electrificación de los medios de transporte, por ejemplo.
Es tan evidente el impacto en las concentraciones atmosféricas por las actividades económicas, que el reciente reinicio de las actividades en China, país que ya logró estabilizar la curva de casos de covid-19, evidencia, de nuevo, un incremento en las concentraciones atmosféricas medidas por los satélites en esa zona. ¿Volverá el status quo una vez la pandemia pase? Solo podemos soñar que no.
Sin embargo, esta reducción no se puede asegurar para todos los contaminantes. En algunas zonas del mundo, el permanecer más tiempo en casa se traducirá en un aumento de las emisiones domésticas. Por ejemplo, en Inglaterra el uso de chimeneas residenciales tiene un particular efecto negativo en la calidad del aire urbano, y dado que las temperaturas aun permanecen bajas por la estación invernal, su uso será aún más pronunciado.
Es de interés actual la interacción de la contaminación, en Wuhan o en el norte de Italia —lugares conocidos por su mala calidad del aire— con el aumento de la susceptibilidad al virus, ya sea por afectar las tasas de infección o por afectar su severidad (pues contribuye al aumento de enfermedades cardíacas y pulmonares), por lo que seguramente en los próximos meses o años se genere allí un foco de investigación intenso.
El virus es más severo para un cierto tipo de población que para otra. Debido a que es una enfermedad que afecta los pulmones, las personas que viven en lugares con mayores niveles de contaminación pueden ser más vulnerables a sus efectos.
Las urbes colombianas no se caracterizan por tener una calidad del aire buena, en términos comparativos se determina como moderada. Sin embargo, los impactos de la larga exposición de sus ciudadanos a esta contaminación sumado a la llegada del covid-19 aún están por ser evaluados.
A diferencia de la disminución de contaminación atmosférica evidenciada en los últimos días en otras zonas urbanas del mundo, en Colombia la situación no ha sido la misma. A pesar de la fuerte restricción en el flujo vehicular y la operación industrial en nuestras ciudades, mediciones de la concentración de material particulado en las zonas urbanas donde tenemos redes de vigilancia evidencian niveles de contaminación altos. Esto se debe a que, por esta época del año y de forma recurrente, los procesos de transporte atmosférico llevan contaminantes desde las zonas rurales con abundantes puntos de quema de biomasa a nuestras urbes.
Este año la situación ha sido particularmente crítica. Fuertes quemas en la Orinoquía, la costa caribe y la zona centro del país mantienen la calidad del aire en niveles insalubres para la población. Es una pena que, por estas condiciones, ajenas a las autoridades locales, no pudimos aminorar el peso del encierro con cielos más despejados y aire mas limpio, al menos a través de la ventana. Es importante la intervención del gobierno central, el único que cuenta con autoridad para tomar las medidas necesarias en la prevención a futuro de esta problemática que año tras año nos afecta.
Dando cuenta de lo anterior, la Alcaldía Mayor de Bogotá expidió la Resolución n.º 00790 del 26 de marzo de 2020 “Por la cual se mantiene la Alerta Amarilla por contaminación atmosférica en el perímetro urbano de la ciudad de Bogotá…” en la que se afirma, en resumen, que las condiciones atmosféricas de la ciudad no mejoran a pesar de la cuarentena obligatoria.
¿Es posible optimizar el uso de nuestros recursos hídricos sin deteriorar los ecosistemas? ¿De qué forma se puede mejorar la calidad del aire en las ciudades? A partir de interrogantes como estos, el programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad Central aborda el desarrollo de sus procesos de aprendizaje. Conoce más de esta carrera haciendo clic en este enlace.