Reducir, reciclar y reutilizar es la propuesta de la economía circular, que resulta en transformaciones que pueden gestarse desde la cotidianidad.
La Economía circular involucra a todos los recursos, inclusive al control empresarial, pues, es una nueva forma de ver cómo se pueden transformar los bienes y servicios existentes para producir nuevos. La idea se centra en lograr que los bienes y servicios que ya existen, se adapten para nuevos usos, lo que involucra reaprender conceptos como consumo sustentable, administración, auditoría, control, logística, entre otros.
Aunque se cree que el término de ‘economía circular’ en el continente occidental surgió en los años 80 (Pearce y Turner, 1990), países como Alemania, Japón y China han incluido este término como parte de un flujo que comienza de forma lineal (recursos-productos-residuos) y debe ser gestionado mediante la transformación que ocurre en un flujo circular (reducir-reciclar-reutilizar).
Este modelo de gestión, mediante las llamadas 3R, podría ser de gran utilidad en tiempos de pandemia, debido a la mínima cantidad de materias primas y productos de consumo que pueden transportarse alrededor del mundo y a la creciente producción de residuos reutilizables. Esta situación parece muy útil a los empresarios y emprendedores para interpretar el mundo de manera diferente a partir de la reutilización de lo ya existente.
En términos de la agricultura, en el contexto en el que vivimos, pareciera un tiempo propicio para cosechar bienes y servicios existentes. Lo que me hace pensar, que ya tenemos muchos bienes y servicios que no requieren diseño estructural previo y podrían ser parte de nuevas producciones finales.
La reutilización de bienes y servicios que no necesariamente requieren transformación en su diseño estructural inicial, sino en su presentación, estética y/o forma de uso, podría generar, en mi sentir, disminución de costos, adopción de nuevos controles, aumento de utilidades y permanente reciclaje de recursos vigentes.
Lo anterior implica que sujetos que hacen parte de la colectividad, por ejemplo, empresas, universidades, emprendedores y comunidad en general, puedan identificar caminos únicos mediante conciliación de ideas para producir innovación a partir de los bienes y servicios actuales.
En tal sentido, se podrían promover términos de “on going” y de continuidad de negocio, haciendo nuevos productos y servicios que promuevan conceptos como sostenibilidad y energías renovables. Siendo estos, la representación de obtener el máximo provecho a recursos que ya han sido utilizados por empresas y personas, a partir de procesos, subprocesos, actividades y tareas.
Reaprender se convierte en un asunto exigible y pertinente. La idea es poder seguir adelante identificando las oportunidades que este tiempo nos brinda. Veo entonces, que parte de esta nueva forma de pensar, proponer, diseñar, rediseñar, probar, controlar, dirigir, supervisar, reciclar y generar nuevos productos y servicios, requiere monitorear el uso de los recursos naturales y no naturales, incorporando, adaptando y creando nuevas formas de control empresarial que hagan más sostenible nuestro diario vivir.
Es como tomar nuevos caminos a partir de cosas ya creadas, lo que podría ser una excelente forma de repensarnos como seres humanos, resurgiendo de las cenizas y volviendo a empezar como el ave fénix.
En conclusión, considero que necesitamos aliados que nos ayuden a resurgir, a construir, de manera novedosa, una nueva identidad que permita diferenciar nuestros productos y servicios. Ejemplo de ello es la Universidad Central, que está proponiendo nuevos caminos rediseñándose en muchos aspectos, uno de ellos es el Centro de Formación Ejecutiva con sus programas de posgrado, que intentan convertirse en un aliado de la comunidad en momentos de búsqueda de soluciones, incluyendo entre otros asuntos reaprender conceptos como, consumo sustentable, administración, auditoría, control y Revisoría Fiscal.
