La danza como proceso de aprendizaje nos enseña el autoconocimiento, nos apoya a superar miedos e inseguridades, nos ayuda con la autoaceptación y la autoestima.
Para hablar de danza debemos hablar de movimiento, pero para hablar de movimiento debemos empezar por abordar a nuestro cuerpo que, lejos de ser solamente órganos, sistemas y carne, es el vehículo que nos permite experimentar con el mundo externo, nos conecta con nuestra alma o ser espiritual y nos permite reconocernos e identificarnos como ser social; de esta manera se facilita nuestra comunicación.
El movimiento nos acompaña desde antes de pronunciar una primera palabra o sonido, desde que nacemos ya nos estamos moviendo y esa acción representa o cuenta algo al gatear, jugar, caminar o correr... ¡todos somos movimiento!
Por eso es importante explorar todas las formas de movimiento que nos permiten expresarnos, entre las que destacamos la danza, pues involucra un proceso físico, psicológico y social en todos sus géneros. De esta manera, el movimiento resulta beneficioso para la salud mental, emocional y corporal gracias a que cultiva la creatividad en nuestro ser ampliando así los límites psicológicos y emocionales.
Cualquier tipo de danza nos da la posibilidad del reencuentro con el cuerpo que, a pesar de ser el elemento primordial para nuestro diario vivir, llegamos a olvidarlo e incluso desconocerlo; por eso se hace necesario encontrar caminos para reencontrarnos con él.
“La danza como proceso de aprendizaje nos enseña el autoconocimiento, nos apoya a superar miedos e inseguridades, nos ayuda con la autoaceptación y la autoestima”.
Pierre, Bassols y Bonet definen la danza como un proceso que provoca cambios favorables en la personalidad o en la forma de vivir ante desequilibrios humanos que se dan por determinadas situaciones que el individuo atraviesa.
Como acción terapéutica logra que las personas tengan mayor libertad, independencia, sensación de bienestar, desarrollo de capacidades expresivas, creativas y relacionales, por medio del empleo del movimiento creativo y la danza en una relación terapéutica, ya que el cuerpo es una referencia para entender el mundo e intervenir en él.
En la Universidad Central, desde el Departamento de Bienestar Institucional, tenemos diferentes talleres y grupos de danza en los que puedes participar: danza folclórica, salsa, bachata, entre otros. Inscríbete aquí y sé parte de este fantástico mundo de la danza en el que no tienes que ser el mejor... ¡lo importante es bailar!
