Para concluir sus estudios de Arte Dramático, los estudiantes del último nivel deben realizar una gira nacional con dos o tres obras. Durante tres meses, recorren unos doce departamentos y realizan, por lo menos, cincuenta funciones.
El arte se expresa por medio de obras concretas para cuya creación se requieren instrumentos elaborados con esmero y amor, en los que el artista encuentre lo que necesita para exteriorizar sus sentimientos, sus ideas y su concepción del mundo. El arte dramático es, esencialmente, el arte del actor y en ello reside su gran complejidad puesto que en él artista e instrumento son uno solo.
La preocupación central de un programa de arte dramático es lograr en sus estudiantes el desarrollo y florecimiento de todas las capacidades expresivas que están, latentes, en su voz, en su cuerpo, en su sentido del espacio y del ritmo... Se trata de crear el instrumento. Por otra parte, y de manera simultánea, hay que desarrollar al artista: ampliar su capacidad de percepción, enseñarle a manejar su memoria emotiva, afinar su sensibilidad y su sentido estético, y darle bases e incentivos para profundizar en múltiples disciplinas.
A fin de lograr estos propósitos, es indispensable manejar una combinación equilibrada y constante entre la teoría y la práctica. Un actor o una actriz no pueden lograr una alta calidad sin confrontar su trabajo con el público, pues, para que se produzca el hecho teatral, son indispensables los dos polos del fenómeno: el actor y el espectador, quienes se interrelacionan dialécticamente.
Por estas razones, el programa de Arte Dramático de la Universidad Central y el Teatro Libre hacen un énfasis importante en la puesta en escena de obras de teatro representativas de los principales periodos de la historia de la dramaturgia. Durante los ocho semestres de la carrera, los estudiantes realizan, por lo menos, siete montajes que presentan ante todos los demás integrantes del programa. Cuando estos ejercicios alcanzan una calidad apreciable, se programan en temporadas abiertas al público.
Si la vida humana –según metáfora muy antigua– es una peregrinación purificadora llena de conflictos por la que se pueden alcanzar la sabiduría y la comprensión, la Gira Nacional de Teatro puede verse como una concreción de esta metáfora. Con esa tarea se alcanza la etapa final del proceso formativo: un grupo de jóvenes, que han estado durante siete largos semestres preparando con esfuerzo sus cuerpos, sus voces y sus mentes, salen de la cápsula académica y se van a recorrer diversas comarcas del país para poner a prueba, ante públicos muy disímiles, las destrezas y técnicas aprendidas, el estado de desarrollo personal de su arte.
En esa confrontación podrán tomar clara conciencia de sus fortalezas y debilidades; tendrán la oportunidad de darse cuenta de la importancia educativa de la labor teatral, de su capacidad para desarrollar redes que cohesionan a los grupos sociales y de la diversión y alegría que pueden llevar en especial a comunidades marginadas.
La Gira Nacional de Teatro es un proyecto autosuficiente. Su extensión sobre la geografía nacional y su duración dependen de la capacidad del grupo para la gestión y la difusión de su actividad. Alojamiento, comidas, transporte y viáticos en general dependen de los contratos y apoyos que logren establecer.
Es un esfuerzo de producción y representación que los ayuda a "poner los pies sobre la tierra", a conocer el país y sus problemas y los prepara para el ejercicio de su profesión.
Responsabilidad, disciplina, trabajo en equipo y camaradería profesional son valores y virtudes que este viaje de formación les ayuda a desarrollar. Por otra parte, como conclusión de este periplo, cada estudiante debe escribir un documento que registre un análisis profundo de su experiencia artística.
