Hidratarse antes, durante y después de la práctica física es una de las recomendaciones que hace el Dpto. de Bienestar Institucional para acompañar tu rutina de ejercicio.
Es posible vivir sin comer, pero sin tomar el líquido de la vida nos moriríamos en poco tiempo. Deficiencias de agua superiores al 2% producen cambios en la regulación de la temperatura del organismo. Una carencia del 3% implicaría variaciones negativas en el rendimiento físico y en nuestro metabolismo y pérdidas mayores al 6% pueden ser mortales. Con la deshidratación la temperatura corporal asciende y se pierde agua, potasio y sodio, entre otros minerales valiosos.
Los que no practican algún tipo de actividad física deben beber aproximadamente 1,5 litros de agua. Los requerimientos son mayores en las personas que se ejercitan con regularidad, porque tienen un mayor desgaste y sudoración, perdiendo más agua y sales. Su consumo de agua debe ser de 2 a 2.5 litros al día.
Los requerimientos fluctúan por diversas variables como el clima, el tipo de ejercicio, la duración e intensidad de la actividad programada, la edad, la altura, presión atmosférica), etc.
La práctica asidua de algún deporte genera la pérdida de agua y de sales por medio de la transpiración para equilibrar el aumento de la temperatura corporal, en este sentido la ingesta del líquido debe ser mayor.
Para contrarrestar la pérdida de agua y de sales minerales es crucial no solo consumir agua sino también bebidas isotónicas, desarrolladas para suplir los elementos antes mencionados.
Estas bebidas son asimiladas rápidamente por el estómago y llegan a la sangre para cumplir sus funciones de reposición y son trascendentales para evitar la deshidratación, la fatiga prematura, y favorecer la recuperación.
Las bebidas isotónicas suplen el cloro y el sodio eliminados con el sudor; reponen las deficiencias de sodio, potasio, magnesio y calcio generadas por la intensidad y cantidad de contracciones llevadas a cabo durante el ejercicio; y también aportan carbonatos y fosfatos para el mantener el equilibrio del ph en nuestro organismo.
Ten en cuenta:
- Hidratarse antes, durante y después de la práctica física, preferiblemente con una bebida isotónica.
- Tener periodos de hidratación más frecuentes en la medida en que aumente la temperatura, la duración y la intensidad del ejercicio.