El programa de Comunicación Social y Periodismo se enorgullece de estas estudiantes por su labor con la comunidad de El Mochuelo Alto y El Mochuelo Bajo.
En estos tiempos está de moda la idea de repensar y resignificar los territorios, sin embargo, Los Mochuelos: la diversidad de un territorio narrado desde las voces de sus habitantes —trabajo presentado por estas dos jóvenes para optar al título de comunicadoras sociales y periodistas— va más allá: redescubrir un territorio específico a partir del significado que sus pobladores le dan, el cual se evidencia en sus prácticas comunicativas. Ese redescubrimiento implica romper con la idea previa que se tiene del lugar, visitarlo y conocerlo; para ello es necesario recorrer el espacio y trabajar con la comunidad de forma directa.
El territorio objeto de estudio lo conforman los barrios El Mochuelo Alto y El Mochuelo Bajo, ubicados en la localidad de Ciudad Bolívar, en Bogotá. Ambos generalmente son conocidos por ser aledaños al Relleno Sanitario Doña Juana, perspectiva desde la cual Karol y Margarita plantearon inicialmente su proyecto de grado. Sin embargo, ese plan cambió a medida que establecieron contacto con la comunidad del sector.
En su recorrido por el territorio descubrieron que ambos vecindarios tienen una historia que merecía ser escuchada y transmitida, una historia a partir de la cual han surgido aspectos particulares que los caracterizan. Entonces, Margarita y Karol se dieron a la tarea de escuchar a los residentes del sector, cuyas narraciones develaron una realidad que las cautivó.
El Mochuelo Alto es un área rural que pareciera ajena a la capital, pero que forma parte de esta. Allí aún no hay nomenclaturas para identificar las direcciones, de manera que los vecinos —que se conocen entre sí como si se tratara de un pueblo— orientan a los visitantes por medio de señas y puntos clave, como la famosa “casa roja”. Es un espacio seguro y tranquilo, con un fuerte arraigo campesino evidenciado en el uso de caballos como medio de transporte, la indumentaria campesina que utilizan algunos de sus habitantes, y el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas.
Este barrio ha sido levantado prácticamente por sus habitantes, quienes a punta de esfuerzo diseñaron y construyeron su propio acueducto y han protegido los dos nacederos de agua del territorio. También crearon una planta de manejo de residuos orgánicos y otra de residuos reciclables con miras a mitigar sus problemas ambientales, asociados a Doña Juana y a la presencia de ladrilleras. Otras iniciativas llamativas son el enfoque turístico que le han dado a la piedra del Mohán y al mirador Mirachuelo, también la conformación de un grupo de WhatsApp para estar al día con respecto a lo que ocurre en el vecindario.
Por su parte, El Mochuelo Bajo tiene un aire más urbano, por ejemplo, cuenta con nomenclaturas en las edificaciones. En este barrio hay una diversidad social y cultural que enriquece el sector: allí conviven bogotanos de nacimiento, personas oriundas de otros departamentos del país, venezolanos inmigrantes y recicladores asentados en el área. Esa diversidad ha posibilitado la creación de grupos culturales en la zona.
Karol y Margarita quedaron fascinadas con su descubrimiento. Su experiencia las llevó a reflexionar sobre su papel como comunicadoras: no son ellas quienes le dan voz a la comunidad, de hecho, la comunidad ya tiene voz, ellas solo son un canal para expresarla. En este sentido, diseñaron un sitio web acerca de estos barrios, construido sobre la base de las narraciones escuchadas y cuyo objetivo es mostrar el territorio desde la perspectiva de aquello que desean presentar sus habitantes, plasmar la visión que ellos tienen y han edificado de su espacio. La página se puede consultar en este enlace.
En este sitio web, más que datos, se encuentra una mezcla de lenguajes que pintan el sector: pintura, fotografía, cartografía, historias en audio y hasta crónicas en video, todo narrado desde las voces de quienes residen en el territorio. Son historias cargadas de orgullo por los logros de la comunidad, por los recursos que poseen y por su estilo de vida.
En el proceso de elaboración de su trabajo de grado contaron con la colaboración de hombres y mujeres de la comunidad, líderes sociales, miembros de la Junta de Acción Comunal, personal de la UAES, empleados de las plantas de residuos orgánicos y reciclables e integrantes de los grupos culturales. Además, adultos, jóvenes y niños participaron en un taller de cartografía social planeado por las estudiantes.
Una persona clave en el desarrollo del trabajo fue la profesora Martha Lucía Mejía, quien dirigió el proyecto. Sobre el resultado del trabajo, señaló:
“Como lo dijo uno de los primeros evaluadores, ellas logran evidenciar la manera como desde el periodismo se logra reconstruir, recuperar y resignificar la voz de un territorio. Ello lleva a la superación de la idea de periodismo como información para nutrirlo desde las mediaciones culturales y comunicacionales que permiten, a partir de las comunidades, construir territorios simbólicos.
Aquí las autoras evidencian su capacidad para establecer diálogos con la comunidad y lograr, mediante acciones, devolver a Los Mochuelos una traducción de sus vidas, de sus proyectos y de su propio territorio, no el geográfico, sino el simbólico, que ha surgido de sus propias experiencias.
Además, es un trabajo en el cual se ve reflejada la totalidad del plan de estudios. Para su diseño y realización se vio cómo cada espacio académico contribuyó para que las autoras pudieran construir su mirada de la comunicación como campo de investigación y construcción de conocimiento; de intervención social, cultural y comunicacional; de producción. Todo ello es atravesado por un concepto que en comunicación resulta fundamental en Latinoamérica: mediación”.
Por su parte, Alejandra Quintero Nonsoque, directora del programa de Comunicación Social y Periodismo, comenta:
“El trabajo demuestra una alta calidad investigativa y creativa. A través de su intervención en campo, Margarita y Karol abordan una problemática social e incentivan la participación de la comunidad por medio de la comunicación para la creación de sentido. El resultado final es un producto comunicativo que muestra una dimensión política y una perspectiva cultural a partir de dos crónicas, entrevistas, un diario de campo y la cartografía del territorio. Es un trabajo de investigación-creación que produce un nuevo significado de lugar y, como su nombre lo indica, logra mostrar la diversidad de un territorio narrado desde las voces de sus habitantes”.
Ahora Margarita y Karol esperan regresar a Los Mochuelos para contarles a sus pobladores la buena nueva de su trabajo de grado laureado y agradecerles de nuevo su valioso apoyo. También esperan poder continuar su trabajo con comunidades y redescubrir más territorios.