El lama Dorje visitó la UC para compartir algunos principios del budismo que orientan la búsqueda de la paz interior para aportar a la paz nacional y mundial.
Cuando era niño, sintió la necesidad de dedicar su vida al conocimiento del budismo, doctrina practicada por toda su familia y sus ancestros en el Tíbet, para llevar las enseñanzas de Buda a muchas personas en el mundo y ayudarlas a estar en paz y alcanzar eso que anhelan todos los corazones humanos: el fin del sufrimiento y, en consecuencia, la felicidad.
Ingresó al monasterio a la edad de 5 años para realizar sus estudios y a los 23 hizo un retiro de tres años, tres meses y tres días, que, en su caso y por consejo de su maestro, el lama Ganshen Rinpoche, se convirtieron en cuatro años de completo aislamiento dedicados a la reflexión sobre el camino de Buda.
Luego de aquella prueba, el joven lama viajó a Chile para apoyar la labor de la escuela Bodhisattva de la Fundación Cóndor Blanco, una organización con 33 años de experiencia en el desarrollo integral de personas y organizaciones, con la ayuda de métodos y herramientas que buscan un alineamiento entre las acciones, los sueños y los propósitos como camino hacia una vida plena y próspera.
Como parte de ese programa e invitado por la Universidad Central, el 14 de abril, en el Auditorio Fundadores, el lama Dorje ofreció una conferencia abierta al público sobre la importancia de buscar la paz interior con el fin de contribuir a fomentar la paz y la unión con los demás en el entorno para, de esta manera, aportar a la paz nacional y mundial.
“Uno de los propósitos del ser humano es ser feliz. Todos los seres, incluidos los animales, necesitan y tienen derecho a ser felices. Ningún ser quiere sufrir”, aseguró el lama al comenzar su intervención, cuando transmitió, en lo que él llama su ‘español roto’, la primera de las cuatro nobles verdades expresadas por Buda Gautama: la existencia del sufrimiento.
“La búsqueda de la paz y la tranquilidad –o el propósito de eliminar las causas del sufrimiento– forman parte del camino espiritual, sin importar la cultura, filosofía o religión que se practiquen y son elementos fundamentales para que los seres humanos se unan”, explicó a Noticentral.
De acuerdo con la doctrina budista, los cinco venenos que provocan el sufrimiento en cada ser humano, y en gran escala en el mundo, son el apego, el odio, la ignorancia, el ego y los celos. “Estos venenos, aunque parecen poco en palabras, están destruyendo la propia felicidad, las relaciones entre los seres humanos y el mundo”, expresó.
Ante esto, recalcó que es imprescindible trabajar internamente para eliminar estos venenos y que los rostros crean en nosotros. “Si cada uno cambia internamente un día, todos podremos ser felices, tener paz y tranquilidad”.
Para lograrlo, destacó como claves –o antídotos en su lenguaje– cuatro principios fundamentales: la honestidad y la transparencia, entendidas como el actuar sincero y libre de engaños; el amor, que es la voluntad de hacer felices a otros; la compasión, que es ayudar a otros a salir del sufrimiento, y el respeto hacía sí mismo y hacia los demás.
“Es importante la mente altruista, porque el mundo moderno o el mundo electrónico, como yo lo llamo, está desunido”.
Como respuesta frente a la actual crisis bélica y humanitaria que afrontan diversos países en el mundo, señaló: “Algunos no reconocen el valor de la vida, que reside en su gran potencial e inteligencia evolutiva. El uso incorrecto de esa inteligencia es lo que genera los problemas, el sufrimiento y la violencia”.
Agregó que es muy importante, ya sea en un país o en una familia, contar con líderes que puedan tener poder y acción con el corazón; es decir, de forma honesta y sincera. Esto implica una mirada interna, aceptar nuestra responsabilidad en los hechos que nos causan conflicto o dolor.
Asimismo, explicó que, con la práctica, única manera de lograr una verdadera transformación interna, y la ayuda de la meditación o el actuar consciente, puede lograrse una visión correcta, de la que se desprenda la intención correcta y así acciones correctas que no causen sufrimiento físico, mental o emocional a otros o a nosotros mismos.
Por otro lado, reconoció el papel de la educación en la construcción de la paz, porque “desarrolla la sabiduría, hace que estemos despiertos y que nos equivoquemos menos. Por eso los monjes estudian desde los 5 años, incluso algunos a los 80 años siguen estudiando”, comentó, en entrevista previa a su conferencia, para Noticentral.
Como un consejo para la comunidad académica, resaltó la importancia de establecer y mantener buenas relaciones, vínculos basados en el respeto, el amor, la paciencia y la tolerancia para así estar unidos como una gran familia.
Al final de su conferencia, el lama Dorje dialogó con los asistentes sobre estas ideas, con la sencillez, humildad y alegría características de los monjes que habitan en la región más alta de la tierra. Se mostró feliz de compartir con el público y se sintió honrado de visitar la Universidad Central.
Como cierre a su conferencia, guió un breve ejercicio de meditación, con un mantra que genera sensación de paz y bienestar interior, que puede utilizarse en cualquier momento y lugar para calmar la mente y experimentar tranquilidad.