Esta es la frase con la que se levanta cada mañana Marta Rodríguez, la protagonista del documental Transgresión, presentado el 12 de mayo en el Teatro México de la UC.
Fernando Restrepo, amigo y cómplice de Marta, es el autor, director y productor de este documental que narra la vida y obra de esta documentalista y defensora de los Derechos Humanos.
"Me inspiré en la capacidad que tiene Marta de guardar imágenes, fotografías, cuadros, películas y las que recopila en su memoria. En lo que es ella, en la capacidad que tiene de recordar cosas con una lucidez absoluta, eso me motivó a registrar su recorrido de vida. Su testimonio es sobrecogedor y muy cercano a la realidad femenina", afirma Fernando Restrepo.
Sobre la protagonista
Marta nació en Bogotá, pero creció en el campo, donde vivió en carne propia la violencia y la injusticia social, de ahí su vehemencia por mostrar la realidad de los campesinos en Colombia y las precariedades que se veían obligados a vivir.
Indignación y sed de justicia fueron las motivaciones de Marta para convertirse en documentalista y defensora de los Derechos Humanos, carreras que aún no han llegado su final. Desde niña sintió una gran pasión por el cine, pero en aquel entonces no existían escuelas especializadas en el séptimo arte; sin embargo, el sueño de ser cineasta no cesó ahí, decidió viajar a Francia, donde realizó sus estudios de cine.
Su amor por campesinos e indígenas la llevó a trabajar más de 40 años en el Cauca, en el Urabá y en las zonas más afectadas por el conflicto armado en el país. Durante sus recorridos a caballo, en carro y en canoas por el Cauca, el Bajo Atrato y todo el Urabá, registró de cerca las historias de mujeres y niños abandonados como consecuencia de la guerra; de ahí su fuerte inclinación por defender y denunciar la cruda realidad que vivía en esas regiones que ella considera olvidadas.
A partir de esas experiencias cerca de las víctimas Marta puede asegurar: "Los valores de la gente son infinitos, el amor a los hijos, el respeto, el amor a la cultura, y la lucha por sobrevivir".
Fernando Restrepo, una cámara y el amor por su gente fueron aliados y cómplices en cada uno de los documentales que ha realizado esta colombiana preocupada por la realidad de su país. Entre los más representativos se encuentran: Chircales (1966 - 1971); Campesinos (1976); Nuestra voz de tierra, memoria y futuro (1982); Amor, mujeres y flores (1988); Los hijos del trueno (1999); Nunca más (2001); La hoja sagrada (2002); y Soraya: amor no es olvido (2006), obras a las que les imprimió el amor eficaz, uno de los principios que aprendió de su maestro y mentor: Camilo Torres.
"Una memoria histórica de lo que ha sido esta guerra. Este país tan dividido por clases, tan racista y tan excluyente", es lo que Marta considera su gran legado a la sociedad colombiana.