En el Día del Ingeniero, Adolfo Naranjo, decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas, habla sobre los desafíos para la formación de estos profesionales.
Con el desarrollo de los adelantos científicos y tecnológicos sin duda se abrirán nuevos espacios para el desarrollo de las diferentes ramas de la ingeniería en el mundo.
El decano Naranjo aseguró que en ese futuro –que no es tan lejano ni tan ajeno– llegarán más vertientes de la ingeniería. “Hoy tenemos las ingenierías espacial, aeronáutica, atómica. Luego, contaremos con ingenieros en big data, robótica y habrá más desarrollo de la bioingeniería y la nanotecnología, que ya existen. Hay una clara relación entre los nuevos descubrimientos científicos y la ingeniería”, dijo.
Agregó que el reto más grande para la academia y la formación de ingenieros es la llamada industria 4.0, que une toda la analítica de datos, la impresión 3D (como un nuevo proceso de manufactura) y la unión de la interfaz con la informática.
“Pasamos de una fase expansiva al comienzo del ejercicio de la profesión y ahora estamos en una convergencia de saberes, de disciplinas”, agregó.
Las ingenierías más demandadas del mercado dependen mucho de las coyunturas históricas. Por ejemplo, “cuando el precio del petróleo está alto, hay dinero para nuevas inversiones y se registra una elevada demanda de ingenieros petroleros y especializados en el tema. Pero, cuando por diferentes circunstancias geopolíticas cambia el escenario, cambia la demanda”.
Igual sucede con otras ingenierías, como la de sistemas, que hace años presentó una expansión, se estabilizó; y con los nuevos desarrollos del 4.0, el big data o el internet de las cosas se disparó la demanda en los asuntos computacionales.
Una situación similar se presenta con el tema ambiental, el cual tiene una relación directa con las decisiones políticas que adoptan los países, como los acuerdos medioambientales de Río o París, por ejemplo.
El decano manifestó que otro reto para las ingenierías lo representa el desarrollo agrícola y toda la generación de abonos nitrogenados que impactan directamente en el ambiente.
Asimismo, expresó que todas las ramas de la ingeniería serán demandadas para el desarrollo sostenible de nuestros países. “Unas más o menos, pero siempre estarán presentes”.
Una formación integral
Naranjo también explica que, debido a las demandas sociales, “la formación de ingenieros, además de abarcar los aspectos propios de la disciplina, debe contemplar una perspectiva educativa integral”.
Tal como lo plantea nuestro Proyecto Educativo Institucional (PEI), este tipo de formación requiere que los estudiantes entiendan, por ejemplo, los impactos positivos y negativos de los desarrollos tecnológicos y sus efectos sociales, y se vinculen en distintos espacios académicos para consolidarse como sujetos políticos y profesionales que participan en procesos de producción tecnológica, científica y artística, al servicio de la construcción del país.
Para esto, es fundamental que el ingeniero apropie conceptos humanistas, entienda la realidad del mundo en el que vive y piense cómo puede transformarlo para beneficio de toda la sociedad, desde su área de conocimiento ya sea la mecánica, la electrónica, el ambiente, la industria, la informática y la computación, las ciencias naturales o las matemáticas.
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