La interconexión con otras voces y culturas, la ciberinformación y los medios digitales, marcaron un antes y un después en la industria de la comunicación.
Internet puede ser visto como el pasaporte a la era de la información, como la llave que permitió el acceso a un mundo en donde los datos y la información pueden llegar a sobrepasarnos. Algunos pueden considerar que es el mayor logro humano hasta el momento, otros quizá no lo veneren tanto y habrá quienes lo detesten.
Sin embargo, no se puede desconocer que ha marcado un punto de giro en la forma en cómo interactuamos con otras personas, en cómo adquirimos información y en cómo nos presentamos y hacemos nuestra puesta en escena frente a un mundo mediado por la web.
Según uno de los 19 ensayos clave acerca de cómo Internet está cambiando nuestras vidas, la primera vez que se calculó el número de usuarios de internet fue en 1996 y arrojó un estimado de 40 millones.
Las relaciones sociales de poder, la contracultura y las transformaciones institucionales han contribuido a que este cambio (y la llegada de las tecnologías de la información y la comunicación) se lleve a cabo. Los medios de comunicación no son la excepción y se han tenido que adaptar a la convergencia tecnológica que marca nuestros días.
Tendencias
En el campo de la comunicación se pueden presentar algunas tendencias dentro de la convergencia mencionada:
Una de ellas, según autores como Giddens y Lash, son las transformaciones tecnocognitivas de la cultura contemporánea. En términos simples: se rompen patrones institucionales tradicionales que influyen en los comportamientos de los sujetos para así permitir nuevas formas de expresarse.
Otra de las tendencias es el afán o la urgencia de que se transforme la comunicación vertical tradicional (elemental) por una horizontal. Esto implica que se deje de ver al espectador como una persona que simplemente observa y no tiene voz, para así dar paso al interlocutor o a aquella persona que observa pero a su vez tiene algo que decir, algo que comunicar.
El teórico Manuel Castells lo denomina “autocomunicación de masa” poniendo como ejemplo los blogs ya que le brindan a los usuarios la posibilidad de participar.
Sin fronteras geográficas
El hecho de estar interconectados permite que las limitaciones geográficas, en teoría, se borren. El sociólogo Roland Robertson acuñó el término glocalización bajo la reflexión de que “la globalización como concepto se refiere tanto a la compresión del mundo, como a la intensificación de la conciencia del mundo como totalidad”.
Así, le da un giro al concepto de globalización y nos permite comprender que lo glocal está más inmerso en nuestra cotidianidad. Básicamente, es el hecho de que todo aquello que es local, gracias a la mediación tecnológica, puede ser llevado al plano global sin necesidad de salir de casa. Es así como intercambiamos saberes, experiencias, conocimientos, costumbres con otras sociedades con solo hacer un clic.
Infoxicación
Uno de los fenómenos que se han venido desarrollando a la par con internet es la sobrecarga de información o infoxicación. El autor Alfons Cornella refiere este término al hecho de no ser capaces de manejar grandes cantidades de información. Algo así como ‘intoxicarse’ con tanta información que hay en internet. Esta es una de las consecuencias que afectan (directamente) la salud, tanto física como mental, de los ciberusuarios.
Noticias falsas
Entre tanta información que llega a internet cada segundo pueden colarse los datos erróneos o falsos. Cada vez se hace más difícil poder diferenciar entre una noticia veraz y una falsa, pues a veces la falsa información tiene presencia verosímil. De hecho, hay algunos medios de comunicación que ya no se preocupan por corroborar los datos obtenidos y prefieren replicarlos sin más en su afán por ser los primeros. El panorama se torna gris y borroso (así como la ‘verdad’) entre tantos datos, información, titulares, primicias, exclusivos, “última hora”, entre muchos otros.
Sí, internet es uno de los grandes avances de nuestra era y nos ha permitido llegar a donde antes no se podía. Pese a eso, ha traído consecuencias no tan favorables para algunas las sociedades. Quizá el lío no es que haya o no internet, porque al parecer “llegó para quedarse”, sino qué tan responsables y conscientes somos con lo que subimos, compartimos, publicamos y replicamos en la web.
Así mismo, la comunicación se ha complejizado aún más con la llegada de este conjunto de redes interconectadas y ahora nos permite escuchar algunas voces que antes habían sido calladas por diversos factores.
La revolución también viene de cada uno de los sujetos y usuarios de la red de acuerdo con sus formas de actuar en el ciberespacio, ya que en este punto es necesario cuestionar y tener una mirada crítica sobre todo lo que se ve en sitios web, redes sociales y demás plataformas.
