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Saca todo el provecho a tus habilidades de concentración y memoria

Concentrarse y memorizar son competencias de suma importancia, por ello te compartimos los siguientes tips para que potencies estas capacidades.

La memoria y la concentración son fundamentales en todo tipo de aprendizaje. Por ejemplo, aprender a conducir un auto requiere total atención para comprender las instrucciones, ejercitación constante para asimilarlas y memoria para recordarlas luego.

Así mismo, para aprender los temas de una asignatura se requiere concentración para entender la información nueva y memoria para asociarla con información previa y así construir conocimiento.

Por esta razón, te presentamos una serie de consejos que te ayudarán a mejorar estos dos aspectos.

Tips generales

Aliméntate bien. La sana alimentación, basada en una dieta equilibrada, es importante para darle a tu cuerpo la energía que necesita. Entre los alimentos recomendados para tu cerebro están los siguientes: pescado, avena, chía, té verde, yogur, aguacate, agua y, en general, los alimentos que contienen omega-3.
Duerme y descansa lo suficiente. El sueño es reparador, favorece la concentración y ayuda a pensar con claridad. Lo aconsejable es dormir entre 7 y 8 horas por la noche. Acostúmbrate a levantarte temprano: este hábito favorece la agudeza mental y sirve para mantenerse productivo durante toda la jornada.
Ejercita tu cuerpo. La actividad física te oxigena, aclara tu mente y recarga tu energía. Se recomienda dedicarle como mínimo 30 minutos al día a la actividad física para que sea beneficiosa. Caminar es una buena opción para empezar.

Recomendaciones para mejorar la concentración

Planifica tus actividades diarias. No dejes tu jornada al azar. Así sabrás cuánto tiempo le dedicarás a cada una y le cerrarás el paso tanto al afán como al estrés.
Organiza tu espacio de estudio. El desorden es un factor nocivo para la concentración. Por esta razón, procura tener tu área de estudio limpia, ventilada y organizada de tal manera que tengas claro dónde ubicar cada cosa.
Evita las distracciones. Las distracciones son el enemigo número uno de la concentración. Para vencerlas, elabora un listado de las más recurrentes en tu caso y planea cómo erradicarlas, eso sí, necesitarás voluntad.
Desconéctate: evita consultar tu teléfono móvil, tus redes sociales, la radio y la televisión, así restringirás los distractores visuales y sonoros que puedan afectarte. Si el ruido te desconcentra, procura estudiar en un lugar silencioso y apagar todo aparato que pueda producirlo.
Realiza una tarea a la vez. Aunque ahora se habla de la habilidad multitarea, en realidad lo recomendable es centrar la atención en una actividad primero y luego en otra, para tener plena conciencia de aquello que se está haciendo y evitar una posible saturación.
Medita. Esta actividad reduce el estrés y mejora el humor. Recuerda que el estrés es el enemigo silencioso de nuestra salud. Puedes dedicar al menos 15 minutos a la meditación y la relajación; eso sí, adecúa el entorno y prepárate para su ejecución.
Lleva a cabo pasatiempos y juegos lógicos y analíticos, como rompecabezas, crucigramas y sudokus.

Consejos para potenciar la memoria

Lee. Procura leer al menos una página de un texto al día y luego trata de recordar la mayor cantidad de detalles. También puedes resolver cuestionarios sobre lecturas.
Segmenta tus sesiones de estudio. Establece sesiones de estudio cortas, de entre 25 y 30 minutos, ya que es en este tiempo que el cerebro retiene información; fija recesos de 10 minutos entre sesiones.
Escribe a mano. Según un estudio publicado en Frontiers in Psychology, esta práctica “produce un mayor aprendizaje y una mejor memoria”, puesto que el cerebro está más activo cuando escribimos a mano que cuando lo hacemos por otros medios.
Realiza esquemas. Cuando esquematizas información, la estás sintetizando de forma gráfica; para ello necesitas recordar la información, analizarla y asociar sus partes antes de decidir cómo representarla. Este tipo de actividad favorecerá tus habilidades de análisis y síntesis.
Establece diferentes tipos de asociación. Relaciona, por ejemplo, tu material de estudio con tus gustos. Puedes conectar un tema de estudio con una película, una canción, un libro, una frase que leíste y llamó tu atención, entre otras posibilidades.