La Escuela de Pedagogía reseña las propuestas del seminario “El papel de la universidad iberoamericana en la agenda 2030”, en el que participó Ascún, y que se desarrolló en Salamanca, España.
La Asociación Colombiana de Universidades (Ascún) participó en el seminario “El papel de la universidad iberoamericana en la agenda 2030”, evento fue organizado por la Secretaría General Iberoamericana (Segib), organismo internacional de apoyo a los 22 países que conforman la comunidad iberoamericana.
A la jornada asistieron un colectivo amplio de profesores, profesoras y autoridades académicas procedentes de uno y otro lado del Atlántico, para discutir el papel que debían desempeñar las universidades en el apoyo a la difusión e implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se lanzó en el 2015 junto con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), tanto agenda como objetivos guían el trabajo de Naciones Unidas por los próximos 15 años.
Durante el seminario, las reflexiones se hicieron sobre cada una de las funciones básicas que las instituciones de educación superior pueden articular en relación con la Agenda 2030:
- Promoción de la investigación y la innovación
- Formación de grado y postgrado relacionada con la Agenda 2030
- Educación y sensibilización para el desarrollo
- Participación activa en alianzas con otros actores sociales
Luego de la revisión de material preliminar se establecieron sesiones paralelas de debate que culminaron con una ambiciosa agenda preliminar de reformas y cambios para las de Iberoamérica; en opinión de los asistentes, los cambios que se precisan para que las instituciones de educación superiores (IES) puedan cumplir eficazmente con su papel en apoyo de la Agenda 2030 son múltiples y se despliegan en muy diversos ámbitos.
Desde la Escuela de Pedagogía creemos importante hacer eco de estas propuestas e impulsar un proceso de debate institucional que permita alentar y dar seguimiento a experiencias transformadoras en las universidades. Las demandas que más insistentemente se formularon, se pueden agrupar en los siguientes siete ámbitos:
Cambio en los valores
La nueva Agenda 2030 demanda una universidad que haga suyos y se comprometa con valores que hoy resultan perentorios. Son valores centrados en la necesidad de asumir la responsabilidad compartida y diferenciada frente a problemas que afectan a un mundo mucho más integrado e inestable que en el pasado; a la necesidad de la cooperación (y no solo la competencia) entre actores y países para sumar esfuerzos en el tratamiento de los problemas compartidos; o la capacidad de anticipación ante el futuro, tratando de aminorar los riesgos a los que las sociedades actuales se enfrentan en los ámbitos ambientales, de seguridad o de progreso.
Cambio en las competencias formativas
Si las IES quieren contribuir a la Agenda 2030, deben preocuparse por formar en nuevas competencias a estudiantes y cuerpo docente, dando mayor importancia a la asunción de enfoques sistémicos e interdisciplinares (más que parciales y especializados), a la preparación para el tratamiento de problemas complejos, al fomento del pensamiento crítico, a la orientación hacia la transformación y la mejora de la vida de las personas, al despliegue de una visión más estratégica, al estímulo de las actitudes y aptitudes para la colaboración con agentes diversos.
Reformas institucionales
Es también importante que las universidades reflexionen acerca del modelo institucional hoy vigente. Lo que el momento requiere es una institución más flexible y abierta a la sociedad, apta para afrontar desafíos de largo alcance temporal, con una actitud innovadora y emprendedora, abierta al conocimiento y a la novedad.
Promoción de la investigación
La universidad está llamada a tener un papel clave en la promoción de la investigación, en relación con una Agenda que apunta problemas para los que carecemos del conocimiento y las respuestas tecnológicas adecuadas. Pero, para impulsar esta función es importante que se revisen las prioridades en el apoyo público a la investigación relacionada con los problemas del desarrollo sostenible y se module la métrica y los procedimientos establecidos para evaluar el rendimiento investigador de los y las docentes para asegurar que los incentivos son correctos.
Promoción de la innovación
La Agenda 2030 pretende definir nuevas bases sobre las que erigir la arquitectura social: bases en las que la inclusión social y la sostenibilidad ambiental se hagan más presentes. Para avanzar hacia esos modelos de desarrollo es necesario un mayúsculo ejercicio de innovación, no solo en el ámbito tecnológico, sino también en el ámbito social. Las IES deben reforzar su papel como promotor de experiencias sociales innovadoras, que se conformen como pruebas piloto que puedan transferirse a la sociedad.
Promoción de alianzas con otros actores
La Agenda 2030 requiere la construcción de alianzas entre actores diversos para sumar capacidades analíticas y técnicas, recursos y experiencias desde los que afrontar los desafíos a los que se nos convoca. La universidad puede desempeñar un papel clave en la promoción de esas alianzas, estableciendo puentes y complicidades entre los actores.
Política pública
Los gobiernos tienen un papel clave en la promoción y ejecución de la Agenda 2030. Y, de igual modo, dentro de la diversidad de modelos institucionales existentes en la comunidad iberoamericana, a la acción pública le cabe un papel clave en crear las condiciones y brindar los apoyos para que las universidades puedan cumplir adecuadamente sus funciones: algo que es crucial en el caso de las universidades públicas, pero que afecta por vías indirectas al conjunto del sistema universitario.