Conoce los 20 valores que garantizarán la construcción de una cultura organizacional más armónica y eficiente.
De acuerdo con diferentes estudios e investigaciones sobre el mercado laboral actual, un alto porcentaje de solicitantes de empleo tienen en cuenta la cultura de una organización antes de postularse para entrar a trabajar en ella. Indagan, por ejemplo, sobre esta si cuenta con un entorno participativo, si tiene un buen clima laboral, si existe disposición y adaptabilidad al cambio entre sus miembros… Es natural que esto ocurra. Nadie quiere hacer parte de un ambiente de trabajo hostil, descuidado o inestable.
Lo que se suele pasar por alto, sin embargo, es que las buenas culturas se construyen, en gran medida, gracias al compromiso del talento humano con los objetivos de la organización, a la comunicación y cooperación que se genera entre los colaboradores y entre las áreas, y a la motivación intrínseca de los trabajadores por generar aportes de valor en su día a día, por liderar cambios significativos en su área de trabajo, por establecer relaciones cálidas y respetuosas con sus compañeros y jefes.
En el marco del Plan de Transformación Institucional, la Universidad Central ha propuesto trabajar en su cultura, para que esta sea cada vez más armónica, empática y eficiente, para que haya una mayor cooperación y comunicación entre sus miembros y para que el trabajo gire en torno a unos objetivos claros.
Por eso, y como fruto de muchos esfuerzos y ejercicios reflexivos realizados en la UC desde diferentes proyectos estratégicos como Cultura organizacional, Desarrollo profesoral, Modelo de gestión y de servicio, Gestión humana, entre otros, se han definido 10 valores personales y 10 valores colectivos, que constituirán la base humana desde la cual se espera que los centralistas planeen, actúen e interactúen en la Institución.
La transformación de la Universidad, tal como la conocemos, pasa por modificaciones en las estructuras, en las gestiones, en los procesos, pero, sobre todo, depende de la voluntad de mejoramiento de sus integrantes. Son las personas las que hacen que los cambios ocurran. Por ese motivo, en calidad de miembros activos de la comunidad centralista, estamos llamados a reflexionar en torno a estos valores y, particularmente, sobre la manera en que pueden ser apropiados en nuestro quehacer cotidiano dentro de la Institución.
