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Cine negro escandinavo, cadáveres en los fiordos

Hay una escuela nórdica del género policial que es imposible ignorar. La punta del iceberg la constituyen Stieg Larsson y Henning Mankell, cuyo Kurt Wallander no ha dado lugar solamente a una espléndida serie de televisión sueca, sino también a su remake anglosajón a cargo de Kenneth Branagh; pero hay otros nombres. Una lista inevitablemente incompleta debe empezar por Jo Nesbo, Asa Larsson, Jussi Adler Olsen, Anne Holt y Arlandur Indridason, de los cuales, algunas de sus adaptaciones veremos en este ciclo. Películas de Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega, a veces en coproducción, en donde la intriga, el suspenso, las conductas tortuosas y las revelaciones inesperadas, forman parte de la atmósfera del crimen. Puede que se idealicen estos países, pero su armonía social es como un fondo nevado que resalta con ese lado oscuro e inconfesable del espectador, que lo deje sin justificaciones para el crimen y la aberración moral. Al contemplar al asesino ya no se puede decir que es producto del mundo y eso desconcierta, pero también fascina. Es un mal gratuito, sin causa, se ejecuta en un entorno de normalidad, integrado socialmente. Tal vez la placidez nórdica tenga algo de juego de apariencias donde lo malo no es que no exista, sino que se esconde, una costumbre heredada de aquel rigorismo e intransigencia luterana que tan bien retrató Dreyer en su día en Ordet. Quizá se oculta el crimen y eso hace metafísicamente posible e incluso obligado ver este ciclo, por primera vez en la ciudad, dedicado al thriller nórdico.

Última actualización: 2018-09-12 17:30