Nicolas Azalbert se ha desempeñado como crítico de la emblemática revista Cahiers du Cinéma desde el año 2000. Ha dirigido películas como La brasa, las cenizas (2015) –basada en textos de Blaise Cendrars, filmada en el tren transiberiano en Cuba, Brasil y Argentina, y presentada en el Festival de Locarno–, y Si fuera yo un helecho (2005) –basada en el libro autobiográfico El bacalao de Brixton (La morue de Brixton) del escritor falsificador Timour Sergueï Bogousslavski, en la cual mezcla fragmentos de películas, TV, pinturas y metraje propio en súper ocho–. Dirigió igualmente Si non j'etouffe (Si no me ahogo) (2004), la cual presentó en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici).
En su faceta de crítico, Azalbert ha interrogado sistemáticamente el cine contemporáneo y ha hecho especial énfasis en el cine latinoamericano. Es el único crítico europeo que le ha dedicado siete artículos al más reciente cine colombiano. Prepara actualmente un libro sobre la última generación de cineastas argentinos independientes.
La clase magistral de Azalbert se centró en las relaciones existentes entre la cinefilia, la crítica y la realización cinematográfica moderna y contemporánea, partiendo de la premisa de que antes de convertirse en cineastas, muchos autores desarrollaron una cinefilia coherente y militante que los llevó a tomar primero la pluma para ejercer como críticos en revistas especializadas. Es evidente en escuelas o movimientos cinematográficos como el neorrealismo italiano o la nueva ola francesa y, en general, en todas las cinematografías surgidas de la modernidad (Inglaterra, Japón, Checoslovaquia, Estados Unidos, etc.), que no pudieron haber surgido sin una evocación de los grandes maestros del cine. Así, es innegable el vínculo entre la lectura y la escritura de crítica cinematográfica, y el hecho de ver y hacer cine. Todos los grandes cineastas son al mismo tiempo grandes conocedores y grandes amantes del cine, y el papel de la crítica cinematográfica en esa labor de formación es fundamental.
El conferencista invitado también abordó la valoración crítica que se hace del cine colombiano más reciente en Europa, en un contexto de creación latinoamericano; el lugar de cinematografías como la argentina, mexicana y brasilera en relación con la nuestra en ese contexto de percepción y recepción. Su perspectiva es esclarecedora, en momentos en que el joven cine colombiano, al cual se unirán en un futuro los egresados de la carrera de Cine, busca su reconocimiento y legitimación internacional.
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